Es extremadamente polémica, cuestionablemente efectiva y llena de riesgos pero la estrategia de Donald Trump de combinar presión, amenazas y electoralismo amenazando a México con imponer a partir del lunes aranceles en sus exportaciones a EEUU si no frena la migración de centroamericanos da sus frutos. Mientras en Washington continúan contra reloj las frenéticas negociaciones bilaterales que proseguirán el fin de semana, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador anunció el jueves que enviará hasta 6.000 efectivos de la recientemente formada Guardia Nacional a la frontera con Guatemala.

En concreto, México va a desplegar en su frontera sur 13 contingentes de entre 450 y 600 efectivos de esa nueva fuerza que funciona como una policía militarizada, así como tres contingentes más para establecer controles en el istmo de Tehuantepec, en Oaxaca. Para septiembre se espera que haya 6.000 efectivos en la frontera sur de México .

El despliegue es el paso más concreto por ahora dado como resultado de las negociaciones que desde el jueves tienen lugar en la capital estadounidense, conversaciones que según la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, han logrado «muchos avances».

Aunque Sanders también recordó que la previsión sigue siendo que el lunes empezarán a aplicarse los aranceles graduales a todas las importaciones desde México, que arrancarán en un 5% y podrían llegar al 25% en octubre, otro miembro de la Administración de Trump por primera vez apuntó a la posibilidad de que el mandatario decida postergar la aplicación de los impuestos comerciales.

El propio Trump colgó desde el Air Force One un tuit en el que apuntó que «hay buenas opciones de lograr un acuerdo». Ese mensaje también dejó claro que su objetivo en las negociaciones va más allá de la cuestión migratoria, y el presidente aseguró que el acuerdo podría incluir un pacto para que México incremente, de forma inmediata, la compra de productos agrícolas de EEUU.

López Obrador estará hoy en Tijuana, donde ha organizado un «acto de unidad» en el que quiere destacar la buena relación con EEUU pero también subrayar la posición mexicana. «Queremos ser buenos vecinos pero al mismo tiempo queremos defender la dignidad de México, actuar con prudencia pero también defender firmemente nuestra soberanía», explicó al anunciar el acto.

En cualquier caso, México ha intensificado en las últimas semanas los controles en rutas que habitualmente siguen esas caravanas así como las redadas en centros que acogen a migrantes y el miércoles agentes de inmigración y militares de la marina mexicana frenaron a una de las caravanas cuando sus integrantes habían recorrido escasos 12 kilómetros en suelo mexicano.

También el miércoles, las autoridades mexicanas arrestaron a dos miembros de Pueblo Sin Fronteras, una organización que ha estado ayudando a los migrantes que intentan llegar a EEUU en su tránsito por México.

NORMAS DE ASILO / Aunque los objetivos comerciales de la Administración Trump son evidentes, en materia migratoria quiere alcanzar un acuerdo que alteraría las actuales normas de asilo. El plan de Washington requeriría a los centroamericanos solicitar el asilo en el primer país que pisen al salir del suyo, es decir, los guatemaltecos deberían pedirlo en México y los hondureños y salvadoreños, en Guatemala. Cualquier migrante que llegara a alcanzar EEUU, con escasas excepciones, sería deportado a su país de origen o a México.

El Gobierno mexicano insiste también en abogar por una política de desarrollo en Centroamérica que contribuya a frenar la emigración desde Guatemala, El Salvador y Honduras, países a los que Trump decidió cortar toda la ayuda económica. López Obrador insiste en la necesidad de lidiar con las causas que mueven a los migrantes, incluyendo la falta de oportunidades económicas, «para que la migración sea opcional». México «respetará los derechos humanos», alega.