Esta vez sí que tenía que ser la definitiva. A la tercera iba la vencida: los ministros de Exteriores de Armenia y Azerbaiyán se habían reunido de nuevo -esta vez, a diferencia de las anteriores, en Washington y no en Moscú- para acordar otro cese de hostilidades, el tercero en un mes exacto desde que se reactivase, el 27 de setiembre pasado, la guerra en el Alto Karabaj.

Pero las infinitas horas de avión desde el Cáucaso hasta la capital estadounidense han servido de poco. El alto el fuego declarado para este lunes por la mañana ha nacido muerto. Ambos bandos han anunciado que su rival -o enemigo, como se llaman entre sí- no lo respeta. La guerra sigue.

Y lo hace por satisfacción y gracia de los azerbaiyanos, los que tienen más que ganar en esta guerra. "Hemos creado una nueva realidad, y ahora todos tendrán que atenerse a ello. Nos hemos cansado de todos estos años de negociaciones mientras el enemigo se convertía en más arrogante y avaricioso día a día. Nos dijeron que no habría solución militar a este conflicto. ¿Quién lo dice ahora?", ha dicho en un discurso este lunes el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, que se ha referido a esta como la "segunda guerra del Karabaj".

La primera fue de 1988 a 1994 y la ganaron los armenios: crearon un Estado independiente de facto en el Alto Karabaj -una zona dentro del territorio internacionalmente reconocido de Azerbaiyán pero de mayoría armenia- y echaron a los azerbaiyanos de las regiones que rodean el Karabaj.

En ellas, ahora, es donde se concentran los combates: el Ejército de Azerbaiyán, militarmente muy superior al armenio gracias a los drones turcos e israelís, ha conquistado una gran parte de esas provincias. Algunas estimaciones hablan del 15% del territorio controlado antes por el Alto Karabaj. Es difícil saberlo: ambos lados exageran, por un lado o por otro, las conquistas del rival.

LOS MUERTOS SE APILAN

De los tres altos al fuego declarados en la guerra, el primero fue el 10 de octubre. Desde entonces, los ataques sobre la población civil se han reducido pero no parado. En total, los civiles muertos desde el 27 de septiembre son un centenar.

Pero en el frente, en las trincheras, la mayoría son chavales de entre 18 y 20 años que hace un mes eran civiles pero ahora les toca morir por la patria. Las estimaciones son que podrían haber muerto más de 5.000 soldados en combate, una cifra estratosférica. En la primera guerra del Karabaj, en los 90, murieron 30.000 personas en seis años, a una media de 5.000 al año. En la actual contienda, ya se habría superado esa cifra en tan solo un mes.

"A pesar de muchas provocaciones, el alto el fuego de este lunes se está respetando. Armenia y sus fuerzas continuarán manteniendo el alto el fuego estrictamente", ha dicho este lunes el primer ministro armenio, Nikol Pashinyán.

"He dado instrucciones al Ejército para que paren y se fortifiquen. Pero que quede claro: ninguna presión ni amenaza nos parará. Seguiremos nuestro camino, que es el correcto. Perseguiremos al enemigo y lo echaremos de nuestras tierras hasta el final", ha terminado Aliyev.