La defensa de Luiz Inácio Lula da Silva celebró ayer la filtración publicada por The Intercept Brasil de mensajes de texto intercambiados entre Sergio Moro, entonces juez y en la actualidad ministro de Justicia, y el fiscal Deltan Dallagnol, en el marco de la causa Lava Jato que, entre otras cosas, buscó demoler la figura del expresidente brasileño para sacarlo de una carrera electoral que benefició a Jair Bolsonaro y acabó con su ingreso en prisión.

Las comunicaciones entre la parte acusadora y el magistrado no están permitidas por la Constitución y el Código Penal brasileños. Para los abogados, confirman una trama organizada «con el objetivo preestablecido, y con clara motivación política, de procesar y condenar» a Lula. «La actuación de los fiscales y del exjuez de la causa sometió a Lula y su familia a las más diversas arbitrariedades, y a ese escenario hay que sumar otras groseras ilegalidades». En ese sentido, reclamaron el «restablecimiento urgente» de su libertad al quedar en evidencia que el hombre que gobernó Brasil y en el 2018 se perfilaba como favorito en las encuestas fue víctima del lawfare (guerra jurídica).

EL PAPEL DEL DIARIO ‘O GLOBO’ / El artículo de Glenn Greenwald, uno de los periodistas que realizó en el 2014 las investigaciones sobre el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, muestran el papel protagonista de Moro, la subordinación del fiscal y el papel no menor del diario O Globo. Cuando el diario carioca publicó una noticia en la que se le atribuía a Lula un apartamento, fruto de un presunto soborno, Dallangol le explica al juez a través de la aplicación Telegram cómo darle más peso a una información con indicios débiles. «Hay que atar el tema a algo bien fuerte. La ligazón entre (la petrolera estatal) Petrobrás y el enriquecimiento. Tenemos que preparar las respuestas correspondientes y tenerlas listas en la punta de la lengua».

El grado de politización de Moro y Dallagnol y su rechazo al Partido de los Trabajadores (PT), que lideró Lula, se revela a su vez inequívoco en marzo del 2016 durante las protestas contra la entonces presidenta, Dilma Rousseff. Parte de los manifestantes que dos años más tarde votarían por Bolsonaro le pedían en las calles a Moro que «limpie» el Congreso. El fiscal halaga al juez. «Enhorabuena por el inmenso apoyo público hoy». El magistrado se congratula asimismo: «Aún desconfío mucho de nuestra capacidad institucional de limpiar el Congreso».

Las conversaciones divulgadas por The Intercept no tardaron en provocar reacciones en Brasil. El diario paulista Folha consideró que esos intercambios comprometen las posibilidades de Moro de ocupar un lugar en el Tribunal Supremo. «La tesis de un juicio fuera de la normalidad gana fuerza», señaló su columnista Celso Rocha Barros. Las revelaciones Greenwald son «cosa seria y grande» y deben tener «efectos» en la escena política nacional. «Habrá presión política de todos lados, nadie puede predecir lo que va a suceder». Para el portal de la revista Carta Capital, los mensajes documentan la «obsesión» de un sector judicial por impedir un tercer Gobierno de Lula.

La Policía Federal ha empezado a investigar cómo llegaron los mensajes de Moro y el fiscal a The Intercept. Su primera hipótesis es que se hackearon sus móviles. La publicación ha hablado de una «fuente anónima».