Theresa May evitó ayer una derrota humillante en los Comunes y bloqueó la enmienda de los Lores que debía permitir al Parlamento que tuviera voz en caso de no estar de acuerdo con el acuerdo final con Bruselas. Lo consiguió por una diferencia de 26 votos (324 a 298) y tras realizar importantes concesiones a los rebeldes del partido conservador que pretendían votar a favor de la enmienda. No trascendieron las concesiones, pero se presume que fueron los suficientemente significativas como para que los rebeldes, liderados por el exfiscal general Dominic Grieve, clamaran victoria.

Ayer y hoy se debaten en la Cámara electa del Parlamento las 15 enmiendas introducidas por los lores a la propuesta de ley del brexit aprobada por los comunes en febrero. Hay tres enmiendas clave. La primera, para dar más poder al Parlamento, es la que tumbaron ayer martes. Las otras dos, que serán votadas hoy, hacen referencia a la futura relación económica con la Unión Europea (UE). Una que obligaría al Gobierno a negociar a favor de permanecer en la unión aduanera y otra para que se queden dentro del Espacio Económico Europeo para seguir teniendo acceso al mercado único. Ambas cruzan las líneas rojas del gobierno.

Ayer se vivieron escenas extraordinarias en los comunes como que May se reuniera en su despacho con Grieve y 12 rebeldes para evitar el motín. May les dio su palabra de que introduciría los cambios necesarios en la ley. «Estoy muy contento de que el Gobierno nos haya escuchado y haya respondido positivamente a la necesidad de enmendar el proyecto de ley para proporcionar un mecanismo adecuado que permita al Parlamento actuar si no hay acuerdo [con la UE] o se rechaza el acuerdo», proclamó Grieve.

La jornada empezó con la dimisión del secretario de Estado de Justicia, Phillip Lee, por su oposición a la forma como el Gobierno está llevando a cabo las negociaciones del brexit. El diputado conservador proeuropeo pidió un nuevo referéndum.