Por segunda vez en quince años, el Frente Nacional fracasa en su intento de romper el techo de cristal de la segunda vuelta en unas elecciones presidenciales. Los simpatizantes de Marine Le Pen recibieron con abucheos el resultado que a las 20.00 horas mostraban las pantallas de televisión confirmando la victoria de Emmanuel Macron que desde hace días anunciaban los sondeos.

Pese a no haber alcanzado el Elíseo, el partido fundado por Jean Marie Le Pen ha logrado con un 34,9% y algo más de 11,5 millones de votos, un nuevo récord y Marine Le Pen se encargó de resaltarlo y de situarlo en perspectiva.

“Con este resultado histórico y masivo, los franceses han designado a la alianza patriota y republicana como la primera fuerza de oposición al proyecto del nuevo presidente”, dijo ante los militantes congregados en el ‘Chalet del Lago’ del Bosque de Vincennes de París, una discoteca rodeada de jardines en la que hubo pocos motivos para la fiesta.

Le Pen dijo que había llamado al líder de ¡En Marcha! para felicitarle y desearle suerte, aunque apostilló que el futuro presidente no tendrá, a su juicio, “toda la legitimidad” para presentar una “alternativa creíble”.

Luego, puso el punto de mira en las elecciones legislativas de junio, clave para la formación de una mayoría gubernamental, y anunció que estará “a la cabeza de ese combate”. Los franceses deberán elegir, continuó, entre “patriotas y mundialistas” en la próxima cita con las urnas.

Le Pen quiere federar a quienes defienden Francia, “su independencia, su seguridad, su identidad y su modelo social”, valores que ella ve amenazados por el vencedor de esta noche.

Además, anunció el inicio de una “transformación profunda” del movimiento que ella encarna -en ningún momento nombró al Frente Nacional- para “construir una nueva fuerza política”.

LLAMAMIENTO A LOS PATRIOTAS

Y apeló a todos los “patriotas” a unirse a su proyecto para “participar en el combate decisivo que empieza esta noche”. “Más que nunca, en los meses que viene Francia os necesitará”, concluyó la candidata ultraderechista entre vítores de ‘gracias, Marine’.

En la sala se palpaba una mezcla de resignación y decepción entre los asistentes, la mayoría miembros del partido que esbozaban ya posibles escenarios de futuro.

“Estamos decepcionados, porque lo hemos dado todo y es una pena, sobre todo para Francia. Habremos perdido cinco años y luego será todo peor”, se lamentaba Alain, de 56 años, miembro del partido y representante de una circunscripción electoral de París. “En el 2022 veréis en la tele a Marine Le Pen”, auguraban optimistas los jóvenes Alexandre y Hervé.

El partido abrirá sin duda ahora una reflexión sobre la estrategia seguida en las últimas semanas. Especialmente la mostrada durante el debate del pasado miércoles. Muchos le reprochan a Le Pen el error de haberse lanzado a conquistar el voto de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon en lugar de dirigirse al electorado del conservador de François Fillon.

De hecho, ha sido con los electores más radicales de Fillon con los que Le Pen ha ensanchado su suelo electoral este domingo. Tampoco su alianza con el soberanista Nicolas Dupont Aignan ha dado frutos.

Aún así, ha duplicado el resultado de su padre, Jean Marie Le Pen, en el 2002. Ha sido mayoritaria en el electorado obrero (56% frente al 44% de Macron) y en los hogares con ingresos modestos (69% frente al 31%) y ha tenido el voto de uno de cada tres electores en todas las categorías socio profesionales, según un sondeo de Ipsos.

CAMBIO DE NOMBRE

La refundación anunciada este domingo por Le Pen abre varios interrogantes y el vicepresidente del Frente Nacional, Florian Philippot, ha dado algunas pistas. En primer lugar, la evolución del partido conllevará “un cambio de nombre”. La idea ha sacado de sus casillas al fundador y padre de la candidata, Jean Marie Le Pen, que ha recordado en 'Le Monde' que cualquier transformación deberá decidirse en el Congreso, previsto a finales de este año. El nombre al que todavía muchos franceses vinculan con el más rancio ideario lepenista ha estado ausente de la campaña oficial de la candidata ultraderechista, y tampoco aparecía su apellido en los carteles.

La reorganización del partido podría ser un paso más en la estrategia para limpiar al Frente Nacional de los demonios del pasado que la propia Marine Le Pen inició en el 2011.

“Ha sido una semi-victoria”, resumía la jornada el presidente interino del Frente Nacional y alcalde de Hénin-Beaumont, Steeve Briois. Para celebrarla, Marine Le Pen se lanzó, sonriente, a la pista de baile.