"Cien días, reconozcámoslo, que no han estado exentos de dificultades (…) Pero, cien días útiles, incontestablemente, cien días de acción que han permitido establecer las bases de una transformación profunda de nuestro país". Este es el balance de Christopher Castaner, portavoz del Gobierno francés, publicado en su cuenta de Facebook, sobre los primeros 100 días de Emmanuel Macron en el Palacio del Elíseo. Una síntesis que nada tiene que ver con el descalabro político que anuncian los sondeos: según la última encuesta del Ifop, publicada el 11 de agosto, el 64% de los franceses no está satisfecho con el presidente de la V República. Una cifra importante teniendo en cuenta que Emmanuel Macron gana 10 puntos negativos en comparación con su predecesor, François Hollande, quien en sus primeros 100 días de mandato conseguía contentar al 46% de los ciudadanos.

"Ya no hay tregua estival, se acabó el periodo de gracia", estima Jérôme Fourquet, director de la sección de opinión del Ifop, ante los resultados de esta última encuesta. Parece que la magia de la campaña de Emmanuel Macron, el presidente más joven de la historia de la V República, se ha disipado en un abrir y cerrar de ojos, enfrentándose ahora a las críticas de la opinión pública.

RECORTES PRESUPUESTARIOS

Mientras Castener se esfuerza en alabar el trabajo del Ejecutivo -desde la defensa del Acuerdo de París sobre el clima, pasando por la promesa de poner fin al estado de emergencia, la adopción de la ley de confianza en la vida pública, la superación de las divisiones políticas o los recortes presupuestarios decretados en urgencia para lo que queda de año-, los sondeos navegan en sentido contrario, poniendo de manifiesto que la dinámica de la victoria ha prescrito en 100 días de mandato.

Las razones del descontento de los franceses son varias. Empezando por la polémica reforma laboral que deberá ver la luz a finales del verano, un nuevo código laboral que no se libra de las críticas de los sindicatos, dispuestos a movilizarse contra la norma que prevé priorizar los acuerdos alcanzados por los empresarios en detrimento de los actuales acuerdos sectoriales.

CACOFONÍA PARLAMENTARIA

La recomposición política prometida por Macron tampoco parece convencer a los ciudadanos. Los debates en la Asamblea Nacional, integrada por un importante número de neófitos, desataban las críticas de la prensa francesa que denunciaba una cacofonía nunca vista en un debate parlamentario. Sin olvidar, su efímero primer Ejecutivo, desmantelado parcialmente tras la dimisión de cuatro de sus ministros: las carteras de Justicia, Defensa, Cohesión de Territorios y Cuestiones Europeas quedaron huérfanas cuando sus responsables renunciaron tras ser acusados de nepotismo y empleos ficticios en su entorno. El gabinete de "irreprochables" prometido por Macron fue tan breve como su periodo de gracia, golpeado por el escepticismo de los franceses.

Más allá de los entresijos del Ejecutivo y de sus cuestionadas reformas, la imagen de Macron también parece degradada a nivel internacional. Una vez a la cabeza del Estado, Macron ha dado prioridad a polémicos interlocutores: Vladimir Putin, Donald Trump y Binyamin Netanyahu. Visitas de Estado que le han valido las críticas de la prensa y la indignación de una buena parte de la opinión pública.

Sin embargo, parece que el Ejecutivo prefiere hacer oídos sordos a los sondeos: "Sólo los franceses podrán juzgar los primeros cien días de quinquenio (…) Tres meses después de la elección de Emmanuel Macron, el objetivo sigue siendo el mismo, la hoja de ruta está escrita, la acción ha comenzado, Francia ha sido recolocada en el centro del juego", insiste el portavoz del Gobierno, en su positivo y categórico balance titulado "La transformación está en marcha".