El presidente francés, Emmanuel Macron, es favorable a incluir algún tipo de reconocimiento de la identidad corsa en el proyecto de revisión de la Constitución francesa que el Gobierno iniciará esta primavera.

En este contexto, se ha comprometido a abrir un diálogo para encontrar el encaje adecuado de Córcega en la Carta Magna. El nudo gordiano de la discusión está en la reforma del artículo 72, que daría a la isla un estatuto comparable a los territorios de ultramar y que no satisface completamente las aspiraciones de los dirigentes nacionalistas.

La referencia constitucional es la única concesión a las reivindicaciones de Gilles Simeoni y Jean Guy Talamoni, presidentes del Ejecutivo y de la Asamblea corsa respectivamente, que ha hecho Macron este miércoles en Bastia durante el discurso en el que ha desgranado su proyecto político para la isla.

No habrá pues cooficialidad de la lengua, ni un estatuto de residente, ni un régimen fiscal propio, como exige el tándem gobernante que logró la mayoría absoluta en las elecciones del pasado diciembre.

No a la amnistía

Tras la firmeza mostrada este martes en el homenaje al prefecto Claude Érignac, asesinado por un comando nacionalista hace veinte años, y su rechazo a la amnistía para los llamados presos políticos, el jefe del Estado francés ha trazado el contorno de la “especificidad corsa” dejando claro que el futuro de Córcega está “en el corazón de la República”.

Pero, sobre todo, ha puesto el énfasis en los retos económicos y sociales de una de las regiones más pobres de Francia que goza, ha dicho, del mayor grado de descentralización de la Francia metropolitana.

La prioridad, por lo tanto, será solucionar los problemas cotidianos de la población y en ese terreno, las autoridades de la nueva colectividad territorial, dotada desde el 1 de enero de mayor poder y competencias, contará con la ayuda del Estado francés.

Sin embargo, el pacto ‘girondino’ (descentralizador) que prometió siendo candidato no irá muy lejos porque de lo que se trata es de que la isla mediterránea se desarrolle “no para salir de la República sino para lograr un equilibrio que permita avanzar”.

"Nueva página"

Macron ha querido igualmente abrir una “nueva página” en las relaciones con Córcega de la que desaparezca la idea de que ser corso es necesariamente oponerse a la República francesa.

“Córcega tiene que elegir: O mantener con la República un cara a cara que ha sido en ocasiones ruinoso y estéril o mirar hacia el futuro. Formar parte integrante de la quinta potencia mundial es una ventaja inaudita. Aprovéchenla”, ha subrayado.