“Nos enfrentamos a la urgencia feroz del ahora... en algo así no podemos permitirnos el lujo de llegar tarde. No es momento para la apatía o la complacencia. Es hora de dar una respues­ta decidida y positiva”. Hace más de 50 años que el Dr. Martin Luther King pronunció estas palabras que hoy me vienen a la memoria. Vivimos en plena pandemia de neumonía. Ningu­na enfermedad mata a más niños. Cada minu­to se pierden dos vidas jóvenes y muchas más entran en una situación crítica. Es una enfer­medad que tenemos el poder de prevenir, diag­nosticar y tratar, si bien el número de muertos sigue aumentando. La lentitud de avances en el África subsahariana es motivo de gran pre­ocupación.

Lo bueno es que las tendencias del pasado no definen el futuro. Las intervenciones prácticas, realizables y asequibles expuestas en el informe de Save the Children Luchando por respirar, ofrecen una hoja de ruta para las polí­ticas que podrían salvar más de 5 millones de vidas de aquí a 2030.

Los gobiernos de todo el mundo tienen la oportunidad de demostrar su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y poner fin a las muertes infantiles evitables en 2030. Mantener los avances en la lucha contra la neumonía requiere paso firme. Hoy en día, el alto coste de las vacunas contra la neumonía bacteriana es uno de los factores que limitan su uso. Con 170 millones de niños de 0 a 2 años no vacunados, debemos intensificar esfuerzos para que la vacunación sea asequible. Espero que las compañías farmacéuticas, los donantes de ayuda y las agencias de la ONU se reúnan y negocien una forma de conseguir vacunas asequibles.

Fortalecer los sistemas de salud también es un paso vital. No ganaremos la batalla con­tra la neumonía en un mundo en el que 400 millones de personas carecen de acceso a la atención sanitaria más básica y donde 100 mi­llones de personas viven en la pobreza debido al coste del tratamiento. Por ello, las estrate­gias contra la neumonía deben integrarse en los esfuerzos por lograr una cobertura sani­taria universal. Los Planes de Acción contra la Neumonía que se propugnan en el informe de Save the Children proporcionan un vehículo a través del cual los líderes políticos pueden elevar el perfil de la enfermedad, señalar su intención de combatir­la y vincular objetivos audaces con estrategias de ejecución claras.

La equidad está en el centro mismo del desafío que plantea la neumonía. Se trata de una enfermedad que puede afectar a cualquier niño o niña en cualquier país, pero los riesgos de muerte son más agudos en los niños más po­bres que viven en los países más pobres. Las niñas y niños que viven en las zonas rurales y los barrios marginales urbanos son más pro­pensos a contraer neumonía y tienen menos posibilidades de ser diagnosticados y tratados. Si los gobiernos quieren reducir efectivamente las disparidades sociales en la supervivencia infantil, también deben abordar las desigual­dades que están tras la crisis de la neumonía. Tenemos el conocimiento, los recursos finan­cieros y las herramientas para salvar vidas. Lo que nos falta es una coalición poderosa para liderar la lucha contra la neumonía. La lucha contra la principal causa de muerte infantil carece actualmente del liderazgo y de la deter­minación que exige y merece.

En el trascurso del día en el que lea este artículo, la neumonía se habrá cobrado 2.500 vidas de personas jóvenes. Espero que los responsa­bles políticos de todo el mundo lean este infor­me, reflexionen sobre su contenido e interiori­cen “la feroz urgencia actual”.