Tras la amenaza de guerra comercial por parte de Donald Trump, México por fin respira. Su presidente Andrés Manuel López Obrador ha celebrado este sábado el acuerdo alcanzado con Estados Unidos para evitar la subida de aranceles a los productos mexicanos pero ha recordado a su homólogo estadounidense que "los compromisos se cumplen". "No levanto un puño cerrado, sino una mano abierta y franca. Reiteramos la disposición a la amistad, el diálogo y la colaboración", ha dicho el conocido popularmente como AMLO en el Acto de Unidad en defensa de la Dignidad de México y en favor de la Amistad con el pueblo de Estados Unidos, que ha tenido lugar en la ciudad fronteriza de Tijuana.

Antes el presidente estadounidense ya había elogiado a López Obrador y al ministro de Exteriores, Marcelo Ebrard, en un tuit lo que debería haber parecido una muestra de buenas relaciones bilaterales. Más aún cuando venía después de otros tuits en los que Trump celebraba un acuerdo que evitaba la guerra comercial que debía comenzar el lunes.

Fue un éxito. Que en México sabe muy amargo; no como victoria, sino como una derrota inevitable, que se recibe con la cabeza baja y gran alivio. "Felicitamos al gobierno de México por el favorable resultado alcanzado ante la amenaza de imposición de aranceles", sostuvo el Consejo Coordinador Empresarial, una entidad que ha sido crítica con la administración lopezobradorista.

ARANCELES SANCIONADORES

Trump había anunciado onerosos impuestos a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, que ascienden a 346.500 millones de dólares anuales. Un 5% para todos los productos y servicios a partir del 10 de junio. Un 10%, el 1 de julio. Y así cada mes hasta el 25% del 1 de octubre. Esto sería una sanción porque México no hace lo suficiente para cortar el flujo de migrantes centroamericanos que atraviesan su territorio en busca del sueño americano.

Los acuerdos vigentes (el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y los de la Organización Mundial de Comercio) prohiben tales medidas. México tiene instrumentos para impugnarlas. Pero los procedimientos se demoran años. En el país vecino, tanto alcaldes como gobernadores se estaban movilizando, y los legisladores del Partido Demócrata avanzaban en atraer a otros del Partido Republicano para intentar bloquear la medida. Se llamó a un mitin "por la dignidad" en la ciudad de Tijuana, encabezado por el presidente.

Más de 20.000 personas arroparon a AMLO en la frontera con Estados Unidos en un acto con un tono conciliador tras conseguir un pacto de última hora entre ambos países americanos. El líder izquierdista ha celebrado que "se impuso la política sobre la confrontación" y ha destacado que por parte de Trump "hubo voluntad para encontrar una salida negociada al conflicto".

APÉNDICE DE EEUU

La realidad se impuso. La tajada estadounidense de las exportaciones mexicanas alcanza el 80%. México es, en efecto, un apéndice de la economía estadounidense. El saber popular dice que cuando Estados Unidos tose, a México le da pulmonía. "Como jefe y representante del Estado mexicano, no puedo permitir a nadie que se atente contra la economía de nuestro país", ha dicho AMLO a sus seguidores celebrando la dignidad mexicana. Cerca de 900.000 mexicanos podrían haber perdido sus empleos por la subida de los aranceles.

El presidente López Obrador nacionalista de toda la vida- enterró la retórica y se entregó a la negociación, resignándose a ser el niño pequeño ante el grandullón de la calle. Así mismo lo ha reconocido Ebrard, quién lideró la negociación con EEUU: "no lo ganamos todo", aunque celebró que "no hay aranceles el lunes y salimos con la dignidad intacta". Como la de Trump no era más que una jugada que busca de réditos electorales, el Gobierno mexicano buscó darle a Trump victorias que ofrendarle a su base política.

Unos 6.000 miembros de la Guardia Nacional serán desplegados en la frontera con Guatemala, para interceptar a los migrantes. Y México, aunque se niegue a llamarlo así, operará como "tercer país seguro": los centroamericanos que lleguen a puestos migratorios estadounidenses y soliciten refugio, serán devueltos a la ciudad mexicana más próxima, donde esperarán la resolución. México será una sala de espera estadounidense.

"No somos el patio trasero de Donald Trump", denunció el líder del PRD, un partido que López Obrador presidió, con el que después rompió y que ahora es un cadáver con voz. "Esto fue una rendición histórica", insistió Ángel Ávila. Puede ser. El mitin del sábado por la tarde no fue de la dignidad. Pero sí de celebración. México respiró.