Habemus Papam. Tres meses después de las elecciones generales de marzo, la ultraderechista y xenófoba Liga, de Matteo Salvini, y el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5S), liderado por Luigi di Maio, han anunciado que «existen las condiciones para formar un Gobierno político». «Es la mejor solución para el país frente a la incertidumbre de nuevas elecciones», ha dicho Carlo Cottarelli, el economista a quien el presidente de la República, Sergio Mattarella, había pedido que intentase formar un Gobierno técnico temporal para llevar el país a las elecciones, ante el veto presidencial a la propuesta del pasado domingo de la Liga y el M5S.

Italia será, por lo tanto, el primer país de la Unión Europea gobernado por dos formaciones consideradas populistas y en grados distintos también euroescépticas. La alianza puede acabar en fracaso si no logran cumplir con sus promesas electorales, como señalan destacados economistas, y constituirse en un revulsivo para las instituciones europeas.

Los próximos días se cumplirán los pasos protocolarios y constitucionales para que el acuerdo alcanzado se transforme en un verdadero Ejecutivo, que será presidido por Giuseppe Conte, abogado y profesor de derecho administrativo. La pasada semana Conte renunció a un primer encargo de formar Gobierno, por el veto presidencial, y este jueves ha sido convocado de nuevo, a la hora inusual de las nueve de la noche, al Palacio Presidencial para un ulterior encargo. «Nadie, nunca, ha puesto en discusión la pertenencia de Italia a la UE», dijo Conte el miércoles, al salir de la clase que acababa de impartir en la universidad de Florencia.

Todo indica que en el nuevo Ejecutivo Di Maio ocupará el ministerio de Fomento y Trabajo, dos carteras agrupadas por primera vez, y el ultra Matteo Salvini dirigirá el ministerio de Interior. Al frente del Ministerio de Economía estará, según todos los pronósticos, Giovanni Tria, un profesor de economía política de la Universidad Tor Vergata de Roma, crítico con el gobierno económico de la UE pero partidario de mantener a Italia dentro del euro. Tria se ha pronunciado a favor de introducir sólo dos tramos del IRPF (12% y 20%), como figura en el programa del nuevo Gobierno, pero se ha mostrado reacio a la llamada «renta de ciudadanía» (780 euros para parados y pobres, un coste estimado en 17.000 millones), al no ver nada claro «con qué dinero se hace». Otro de los nombres que suenan como ministrable, en este caso como jefe de la diplomacia, es Enzo Moavero, un experto en derecho europeo, que ya ha sido ministro en dos ocasiones, vicecomisario de la UE en Competencia y también juez en la Corte Europea de Justícia de Estrasburgo. Está especializado en antimonopolios.

TESTARUDEZ / La posibilidad de alcanzar un acuerdo se ha desbloqueado después de que Salvini y Di Maio aceptasen el traslado de Paolo Savona, explícito euroescéptico y contrario al euro, del ministerio de Economía a otra cartera. «O Savona o muerte», había titulado un diario cercano a los populistas, subrayando la testarudez con la que la Liga defendía a su candidato. Savona se ocupará de políticas comunitarias, por lo que estará en condiciones de llevar a Bruselas sus ideas y críticas a la UE, aunque sin poder intervenir en decisiones económicas. En el programa de las dos formaciones figuraba la creación de una especie de títulos italianos al portador como moneda alternativa al euro y también la solicitud al Banco Central Europeo (BCE) de congelar los 250.000 millones de deuda italiana que había comprado y mantiene acumulados desde que se puso en marcha el conocido quantitative easing (compra de Deuda soberana para frenar la especulación).