La líder de facto del Gobierno birmano y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, ha roto su silencio para referirse a la minoría rohinya como "terroristas" y acusarles de difundir un "iceberg de desinformación" durante ola de violencia que vive esta etnia musulmana en el oeste del país desde hace casi dos semanas. En los enfrentamientos ya han muerto 414 personas y 172.000 han sido desplazadas.

En su primer comentario desde el asalto perpetrado por los insurgentes del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA), Suu Kyi ha acusado a los rebeldes, que al igual que el Ejército califica de "terroristas", de dividir a las comunidades del país.

En una conversación telefónica con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, la dirigente birmana señaló que la "calculada" campaña de desinformación sirve "para promover los intereses" del grupo armado que combate al Ejército en el estado Rakhine (antiguo Arakan), donde viven 1,1 millones de musulmanes de la etnia rohinya.

"Sabemos muy bien, mejor que la mayoría, lo que significa la privación de los derechos humanos y la protección democrática. Nos aseguraremos de que todas las personas del país sean protegidas, así como sus derechos a defensa humanitaria, social y política", dijo, conforme a la transcripción oficial publicada hoy por su oficina.

Suu Kyi, galardonada en 1991 con el premio Nobel de la Paz, y el Gobierno birmano han sido criticados con dureza por países de mayoría musulmana, activistas proderechos humanos y Naciones Unidas ante la falta de soluciones para la situación de desamparo que viven los rohinya, a quienes las autoridades locales niegan la ciudadanía

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó la víspera su preocupación a que la reciente escalada de violencia que vive Birmania (Myanmar) pueda derivar en una "crisis humanitaria".

Por cuarto día consecutivo, centenares de personas se manifestaron a las puertas de la embajada de Birmania en Yakarta para pedir el fin del conflicto entre los ciudadanos musulmanes y la mayoría budista.

HUIR A BANGLADÉS

Desde el 25 de agosto, cuando se reiniciaron los enfrentamientos, al menos 146.000 rohinyas han llegado a Bangladés huyendo de la violencia en el oeste de Birmania, según cifras de la ONU.

La Unión Europea exigió el martes pleno acceso sin restricciones de la ayuda humanitaria para los rohinyas y pidió el fin de los abusos contra esta minoría. No obstante, según la transcripción publicada, Suu Kyi no hizo mención durante la conversación al éxodo de rohinyas a territorio bangladesí.

Más de un millón de rohinyas viven en Rakhine víctimas de una creciente discriminación desde el brote de violencia sectaria de 2012. Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a los rohinya, les considera inmigrantes bengalís y les impone múltiples restricciones, incluida la privación de movimientos.