Los reencuentros han dejado un sinfín de momentos emocionantes, algunos bonitos, otros de profunda tristeza. Entre los padres que han podido reunirse con sus hijos después de que fueran separados en la frontera por la política de “tolerancia cero” de la Administración Trump, algunos han descrito situaciones que ponen en evidencia el trauma experimentado por los niños tras meses de forzosa orfandad. Han contado cómo sus hijos no les reconocieron tras el rencuentro o cómo su carácter habría cambiado. Eso es lo que pensó Ever Mejía al abrazar a su hijo de tres años, tres meses después de que el niño fuera internado en un albergue de Michigan mientras el padre esperaba encerrado en un centro de detención de Texas. El chaval ha dejado prácticamente de hablar. "Ha cambiado su personalidad. Es como si llevara la tristeza dentro", le ha dicho al Wall Street Journal.

Casi un mes después de interrumpir la política de separación familiar de los inmigrantes indocumentados detenidos en la frontera mexicana, la Administración Trump ha puesto en marcha las reunificaciones, pero el proceso está siendo lento y complicado, caótico y opaco. Las autoridades declararon hace unos días que pretenden reunir a unas 200 familias al día para cumplir con el plazo marcado por un juez federal, que fijó el 26 de julio como fecha límite para devolver a sus familiares los más de 2.600 niños separados de sus progenitores. Pero pocos creen que la operación se vaya a completar a tiempo, y a la Administración no parece preocuparle demasiado. "Yo tengo una solución", dijo el presidente Donald Trump hace algo más de una semana. "Díganle a esa gente que no entre en nuestro país ilegalmente".

Trump respondió así al primero de los plazos incumplidos, que obligaba al Gobierno a reunificar a los niños menores de cinco años antes del 10 de julio. Según las cifras oficiales, solo 63 de los 102 menores de esa edad se han reunido con los suyos. El resto han sido declarados “inelegibles”, ya sea porque sus padres tienen antecedentes penales, porque no se ha podido demostrar la relación de parentesco con las pruebas de ADN o porque han sido ya deportados fuera de EEUU Una situación que deja a los niños restantes en un limbo, y que ha sido duramente criticada en el Congreso.

"Nunca hubo intención ni se diseñó un sistema para reunir a estos niños con sus padres", dijo la senadora demócrata, Kamala Harris, después de los responsables de inmigración se reunieran esta semana con los representantes del Comité Judicial de la Cámara Alta. “De modo que lo que hemos visto últimamente ha sido un absoluto pandemonio”. Los abogados de los inmigrantes sostienen que a algunos padres se les ha pedido que paguen el coste de la reunificación, que en muchos casos implica traslados desde diferentes estados.

Por el momento, los tribunales han ordenado a la Administración que paralice las deportaciones de padres hasta que se complete la reunificación porque diversos rumores citados por los abogados apuntan a que habrá "deportaciones masivas" en cuanto las familias se reúnan. Muchas aspiran a pedir asilo en EEUU, pero sus opciones para conseguirlo son mínimas. Hace unas semanas la Administración de Trump aprobó una directiva que invalida el asilo por motivos de violencia doméstica y violencia perpetrada por las pandillas, dos de los principales motivos que han expulsado a cientos de miles de centroamericanos de sus países de origen.

Mientras la Administración trata de desatascar el embudo para cumplir con los plazos de los tribunales, arrecian las denuncias judiciales por el maltrato que los niños estarían recibiendo en los centros de acogida gestionados por compañías privadas y los centros transitorios de internamiento de la Patrulla Fronteriza. Una demanda reciente del Center for Human Rights and Constitutional Law recoge los testimonios de más de 200 niños y padres separados.

Describe situaciones "chocantes y atroces", como la de una niña hondureña de 10 años que pasó varios días encerrada en una celda "helada" de la Patrulla Fronteriza y tan llena de niñas que algunas tuvieron que dormir en el suelo. Para comer les dieron bocadillos congelados, con un jamón dulce de "color negro" y algunas tuvieron que beber del retrete porque el agua que les llevaron tenía un intenso sabor a cloro. De allí la trasladaron a otra celda sin ventanas, como se hace con los presos incomunicados.

Otros cuentan historias semejantes. Días sin poder ducharse. Guardas que les despiertan varias veces por la noche. Guardas que les insultan por llorar o quejarse. Habitaciones con luces siempre encendidas. Normas internas que impiden a los niños tocarse, incluso a los hermanos. “El tratamiento recibido por estos niños equivale a tortura”, le ha dicho al Huffington Post, Peter Schey, el directos del centro de derechos humanos que ha presentado la demanda. “Observamos una política de hambre, deshidratación e insomnio forzosos, combinada con insultos rutinarios y asaltos físicos”, ha añadido Schey.

Unos 2.000 niños están pendientes de reunirse con sus padres

El Gobierno de EEUU informó el viernes que ha reunificado a 450 niños entre 5 y 17 años de edad que fueron separados de sus padres en la frontera, un "progreso" a ojos del magistrado que ve el caso y que ha dado hasta el 26 de julio para reunir a un total de 2.500 menores.

Durante una audiencia en una corte federal de San Diego, donde se sigue una demanda entablada contra la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, abogados del Gobierno señalaron que de un total de 2.551 niños identificados en esa franja de edad solo son elegibles para la reunificación 1.606 niños.

Representantes del Departamento de Justicia señalaron, tal como lo hicieron el jueves en un informe remitido a la corte, que los casos que no procederán con las reunificaciones se deben entre otras razones a que los padres cuentan con antecedentes criminales o han renunciado a este beneficio dado que prefieren ser deportados sin sus hijos.