El campo de candidatos demócratas a la nominación para las elecciones presidenciales de noviembre de 2020 en Estados Unidos sigue superpoblado pero se va recortando. Este martes ha perdido a la senadora y antigua fiscal general de California Kamala Harris, que ha anunciado que suspende su campaña. Es la salida más destacada hasta ahora en una carrera que aún tiene a 15 candidatos.

Harris, que anunció su candidatura en enero, empezó con fuerza pero su campaña ha ido perdiendo fuelle y sucumbiendo a diversos problemas significativos. El que ha citado ella en un post en Medium es que simplemente no tiene los recursos financieros para continuar, especialmente en una carrera que se ha alterado con la entrada del milmillonario Mike Bloomberg (y del también multimillonario Tom Steyer).

El análisis de la candidatura fallida de Harris, no obstante, apunta también a la falta de definición de sus objetivos políticos y a problemas de peleas internas en la campaña, donde había tenido que ir haciendo recortes de personal y se enfrentaban distintas estrategias.

Nacida hace 55 años en Oakland, de padres economista jamaicano e investigadora de cáncer india, la segunda senadora negra en la historia de EEUU nunca logró asegurarse un respaldo firme entre electores negros. Tampoco entre los progresistas, a los que apeló inicialmente pero para quienes ofrecía propuestas más inconsistentes que los senadores Bernie Sanders o Elizabeth Warren, especialmente en la propuesta de crear un sistema de sanidad pública universal. Le perseguían además algunas de las decisiones que tomó mientras fue fiscal en California y que perjudicaron o castigaron a minorías.

Harris nunca ha perdido una elección a la que se ha presentado y el momento elegido para suspender la campaña evitará que sufra una derrota en las primarias en su estado, California, que podría dañar sus aspiraciones si vuelve a presentarse al Senado o para otros cargos. Mantiene además así su viabilidad como potencial elegida para optar a la vicepresidencia.