«Estamos listos para reconquistar la democracia», dijo un dirigente estudiantil. «Ya no nos comemos ese cuento. No somos ciegos ni gordos», señaló un youtuber, en festejada alusión a la barriga de Nicolás Maduro. «Cuando tú, soldado, veas los contenedores, debes ver la insulina que no le llega a su mamá. ¿Estarás del lado del opresor?», lanzó la diputada Manuela Bolívar. Miles de jóvenes inundaron la avenida de Francisco de Miranda, en el acomodado municipio caraqueño de Chacao, para pedirle a los militares que terminen de inclinar el largo conflicto venezolano a favor de la oposición. «Hoy tienes la decisión en tus manos, cabo, capitán», exhortó una enfermera a quienes deberán cumplir la orden de impedir en la frontera con Colombia la entrada de alimentos y medicinas de EEUU. El 23 de febrero será el día clave.

La movilización, que se replicó en otras ciudades, fue, por lo tanto, apenas el prólogo de ese episodio mayor. Juan Guaidó, el «encargado» de la presidencia bendecido por Washington y decenas de países, entre ellos buena parte de la Unión Europea, aseguró que, de cara al día D, habrá que respaldar masivamente el primer intento de perforar los cordones militares instalados en los puentes que conectan al estado de Táchira con la colombiana Cúcuta.

«¿Quién se va a inmolar por Maduro? Nadie. Mientras, nosotros registramos voluntarios [para distribuir alimentos y medicinas]. Ya hay 250.000», expuso Guaidó. El presidente «encargado» encabezó el lunes pasado el acto de entrega de 85.000 dosis de suplementos para niños en estado de desnutrición que ya se encontraban dentro del país. Lo que viene, subrayó, debe ser el gran punto de ruptura. «Tenemos que organizar el mayor voluntariado de la historia. El sábado se inicia el proceso de organización de la ayuda a través de asambleas. Luego debemos ir [a las fronteras] en caravanas. Transportistas, enfermeros, médicos. El Ejército tendrá días para ponerse del lado de la constitución», dijo. El heterogéneo abanico de partidos y personalidades que reconocen la autoridad de Guaidó no tiene dudas: cuando ingrese el primer contenedor, la frontera venezolana se convertirá en una nueva versión de la caída del Muro de Berlín que puso fin al comunismo, en 1989. Lo que no está claro, ni siquiera para la oposición, es cuál será el punto limítrofe en el que se pondrá a prueba la capacidad de lealtad al presidente Maduro que mantengan las Fuerzas Armadas.

DÍA DE LA JUVENTUD / El Gobierno sabe todo lo que está en juego y por eso, en el Día de la Juventud, volvió a movilizar a sus simpatizantes en distintas ciudades. «El imperio quiere apoderarse de nuestras riquezas», alertó un dirigente juvenil. «Todo esto es una grosería de la extrema derecha venezolana», sostuvo la vicepresidenta, Delcy Rodríguez.

Diosdado Cabello, el número dos del madurismo, estuvo el lunes en la limítrofe Táchira y llamó a su población a «no dejarse engañar» con el envío de bienes de primera necesidad que no se encuentran en farmacias, hospitales ni almacenes. «Es solo un mecanismo que quieren utilizar para entrar en nuestro territorio», dijo el dirigente. Cabello expresó su convicción de que «los tachirenses no abrirán un espacio a las tropas extranjeras». El Gobierno recordó a su vez que en ese estado convertido en una pieza estratégica del conflicto se entregan 355.000 cajas de comida para enfrentar las penurias que atribuye solamente al bloqueo económico de EEUU.