La joven saudí que renunció al islam, que huyó de su país y que pemanecía atrincherada desde el pasado sábado en una habitación de un hotel de Bangkok para evitar ser repetriada ha abandonado el encierro y ha salido del edificio bajo la protección de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El caso de Rahaf Mohammed Alqunun, quien teme ser asesinada, ha atraído la atención global desde que huyera de su familia y abriera una cuenta de Twitter que cuenta ya con decenas de miles de seguidores. Fuentes del Gobierno de Tailandia han informado de que no se llevará a cabo la deportación.

La joven de 18 años escapó durante las vacaciones familiares en Kuwait y voló a Tailandia con la intención llegar a Australia para pedir asilo. Pero, según su versión, oficiales saudís la abordaron ayer en el aeropuerto de Suvarnabhumi y requisaron su pasaporte. Las versiones difieren: Rahaf insiste en que disponía de su visado para Australia mientras la embajada saudí sostiene que fue apresada por carecer de vuelo de regreso.

En medio del conflicto está la policía tailandesa, ha custodiado hata ahora la puerta de la habitación de su hotel. El jefe de Inmigración, Surachate Hakparn, desveló ayer que habían "enviado a funcionarios para cuidar de ella". También explicó que la joven huyó para evitar un matrimonio impuesto y que está preocupada por las consecuencias. "Es un problema familiar", zanjó. El plan era devolver hoy a Rahaf pero sus defensores han gritado victoria después de que un vuelo hacia Kuwait despegara esta mañana sin ella a bordo.

Las organizaciones de derechos humanos han expresado sus desvelos por el destino de la joven. Human Rights Watch ha acusado a Bangkok de fabricar una historia sobre una petición de visado denegada a Australia cuando ya tenía el vuelo y ni siquiera tenía pensado entrar en Tailandia. El país del sudeste asiático, gobernado desde 2014 por los militares golpistas, no ha firmado los acuerdos internacionales que facultan la petición de refugio.

La joven dijo que no saldría del hotel hasta que pudiera hablar con ACNUR que, finalmente, le ha dado amparo. Ya ha pedido ayuda a Europa, Estados Unidos, Canadá y Australia mientras su causa gana impulso global. George Schmidt, embajador alemán en Tailandia, ha apoyado a Rahaf desde Twitter y desvelado que está en contacto con otras cancillerías para solventar el problema. Sarah Hanson-Young, senadora australiana, ha exigido a Canberra que aligere la expedición de documentos para que pueda volar.

"Mi vida está en peligro"

Me matarán. Mi vida está en peligro. Mi familia amenaza con matarme por las cuestiones más triviales”, ha alertado la joven de 18 años. Dice haber planeado su fuga desde que tenía 16 años para eludir el maltrato físico y mental. En una entrevista al medio 'The New York Times' desveló que fue encerrada durante seis meses en su habitación por un corte de pelo ajeno a los gustos familiares. Una amiga sostiene que su renuncia al islam la condena a ser asesinada por su familia.

El caso recuerda al de Dina Ali Lasloom, otra joven saudí, quien fue detenida en un aeropuerto filipino en 2017 cuando huía de su familia. Funcionarios del aeropuerto revelaron a los activistas que pidió ayuda a gritos mientras era introducida a la fuerza en un avión. Se desconoce su destino tras su regreso a Arabia Saudí.