Italia reduce las cifras de muertos y contagios por coronavirus y las autoridades empiezan a planificar el fin del confinamiento. Y lo que se deduce es que la vuelta a la normalidad, que no será como la de antes, será muy larga. Tal vez un año, o más. Es el tiempo que barajan a estas alturas científicos, especialistas y los políticos sobre la llamada «fase 2».

«Es equivocado imaginar que la fase 2 constituya una vuelta a la normalidad», afirma Enrico Bucci, profesor de biología en Estados Unidos. Roberto Speranza, ministro de Sanidad, subraya: «Tenemos que decir la verdad, la situación sigue siendo dramática, la emergencia no ha terminado, nos esperan meses difíciles». Speranza ha diseñado un plan sanitario en cinco puntos para salir de la emergencia: uso de mascarillas y distanciamiento social, refuerzo de la red sanitaria local, refuerzo de los Covid Hospitales (dedicados solo al tratamiento de los contagiados), implantación de los test rápidos y seguimiento tecnológico de los enfermos mediante una app, imitando el modelo surcoreano.

En este momento, las autoridades italianas diseñan la posible «fase 2» como un camino de al menos tres etapas, a partir de mayo. Unos señalan exactamente el día 4 como «fecha crucial» para determinar lo que vendrá después. Otros aluden a fechas comprendidas entre el 4 y el 16 de mayo: son las fechas en las que la curva de nuevos contagios debería tocar y permanecer en cero, según los cálculos matemáticos realizados.

«NO TODOS JUNTOS» / «No volveremos a ponernos en marcha todos juntos, habrá fechas distintas de apertura, según las regiones, las provincias, los municipios y quizás los barrios», afirma Giovanni Cagnoli, experto de estrategia empresarial. En la primera etapa, a mitad de abril, se reabrirían algunas actividades económicas relacionadas con el circuito alimentario, farmacéutico y mecánico, además de tiendas relacionadas con el tiempo libre y provisiones para oficinas. A partir de mayo -segunda etapa-- se vislumbra la posibilidad de abrir, bajo ciertas condiciones, una salida a la calle de los ciudadanos: todo dependerá de si para cada nuevo contagiado se produce un nuevo curado, dato que se considera determinante. La apertura de peluquerías y salones de cuidados corporales o spa «es muy lejana», a no ser que se adopten «medidas de seguridad, como la defensa sanitaria de los trabajadores».

La tercera etapa, prevista para un día que nadie se atreve a fijar, se refiere a las actividades en las que «es difícil impedir el contacto entre las personas», como gimnasios, deportes, discotecas o bares. La clave para emprender la «fase 2» parece ser el seguimiento informático de los ciudadanos contagiados y sin síntomas.