Al entrar en vigor hoy martes nuevas sanciones económicas estadounidenses contra Irán, el presidente persa Hasán Rohaní ha denunciado lo que califica de "guerra psicológica" y descarta cualquier conversación sobre un nuevo acuerdo nuclear solicitado por Estados Unidos. El retiro de Washington el pasado mayo del histórico acuerdo alcanzado en el 2015 ha enojado a otros signatarios, los europeos, que sin embargo afirman estar decididos a salvarlo, incluso aunque muchas empresas vean sus vínculos comerciales con Irán comprometidos por el restablecimiento de las sanciones.

Las medidas implementadas el martes incluyen bloqueos en las transacciones financieras y en las importaciones de materias primas, así como la penalización en operaciones de compra en los sectores de la aviación comercial y del automóvil. Las sanciones acentúan el deterioro de una economía ya moribunda, motivo de protestas sociales en los últimos días, en particular en contra de la alta tasa de desempleo y la inflación. De hecho, el rial iraní ha perdido casi dos tercios de su valor en los últimos seis meses.

"TRAGARSE EL VENENO"

Muchos iranís, acostumbrados a la hostilidad de Estados Unidos hacia su país, están acusando a sus propios líderes de no encontrar una solución. "Los precios han subido muchísimo y todo lo que necesitamos se ha convertido en inasequible, incluso antes de que volvieran las sanciones", dijo Yasaman, un fotógrafo de Teherán de 31 años. Los líderes iranís deberían "tragarse el veneno" y negociar con Estados Unidos, agregó.

Por su parte, el presidente Rohaní, que ha apostado todo por el acuerdo nuclear y una política de distensión, ha acusado a Washington de "querer lanzar una guerra psicológica contra la nación iraní y provocar de esa manera disensión entre la población". Al mismo tiempo, ha descartado la hipótesis de negociaciones, pese a la vuelta de sanciones. "Asociar negociaciones con sanciones no tiene sentido, están imponiendo sanciones a los niños iranís, a los enfermo y a la nación entera", dijo en una entrevista televisada el lunes por la noche.

Unas horas antes, el presidente estadounidense, Donald Trump, había emitido una nueva advertencia a Irán, diciendo que seguía abierto a un "acuerdo más amplio sobre todas las actividades perjudiciales (de Irán), incluyendo su programa balístico y su apoyo al terrorismo". Trump culpa a Irán por apoyar al presidente sirio Bachar al Asad, a los rebeldes en Yemen, a Hamas en Gaza y a Hizbulá en Libano. "El régimen iraní se enfrenta a una elección. O cambia su actitud amenazante y desestabilizadora, regresando así en el seno de la economía mundial, o seguirá en el camino hacia el aislamiento económico", había concluido el mandatario estadounidense.

MEDIO DE PRESIÓN

Estados Unidos considera las sanciones, que se habían levantando en el 2015, "como un medio de presión para que Irán regrese a la mesa de negociaciones, a fin de cambiar las condiciones del acuerdo a su conveniencia", dijo John Glaser, investigador del 'think tank' Cato Institute. Sin embargo, Glaser está convencido de que esta estrategia no funcionará. Rohaní, poniéndose en esa misma línea, afirmó en la entrevista del lunes que "si eres un enemigo y apuñalas a alguien con un cuchillo, declarando luego de querer negociaciones, lo primero que deberías hacer es retirar el cuchillo".

El presidente iraní siguió subrayando que su país "siempre había respetado las negociaciones" y que Estados Unidos primero debería demostrar su buena fe al volver al acuerdo del 2015. Restablecidas el martes, las sanciones estadounidenses serán seguidas en noviembre por nuevas medidas que afectarán al sector petrolero, del gas y al Banco Central. La Unión Europea lamentó la decisión y confirmó su determinación en proteger los operadores económicos europeos que se dedican a negocios con Irán.

PROTEGER LOS NEGOCIOS EUROPEOS

Alistair Burt, ministro de Asuntos Exteriores británico, ha precisado que las empresas europeas serán protegidas de las nuevas sanciones estadounidenses contra Irán. "Es una decisión comercial para las empresas si continúan trabajando en Irán", agregó subrayando el derecho a proteger los negocios europeos. Una nueva ley de la UE para defender a las compañías europeas también se aplicará para tratar de limitar el impacto de las sanciones, abriendo la puerta al reclamo a compensaciones por daños o perjuicios de los empresarios europeos que tienen negocios con la República Islámica.

Ante la preocupación de las empresas europeas con negocios en el país persa, Bruselas ha actualizado su legislación para tranquilizar a los inversores y asegurar que recuperarán el daño que puedan causar esas sanciones extraterritoriales, consideradas "ilegítimas". Bruselas espera dar una protección jurídica a sus empresas, "sobre todo a aquellas que no tienen presencia física en Estados Unidos", con una "protección legal" que minimice el riesgo anulando el conjunto de decisiones que emanen de estas sanciones y afecten a las empresas europeas.

LEGISLACIÓN COMUNITARIA

De este modo, según la legislación comunitaria, las empresas europeas pueden denunciar no sólo a Estados Unidos por los perjuicios que puedan causarles esas sanciones sino también a firmas americanas o europeas que decidan romper unilateralmente un contrato como consecuencia de las imposiciones de Washington. En caso de querer abandonar sus actividades en Irán como consecuencia de las sanciones, las empresas europeas tendrán que pedir una autorización expresa a la Comisión Europea (CE), que podrá hacer excepciones sólo si las compañías consiguen probar que las medidas de Washington entorpecen su actividad. Las medidas buscan mantener la conservación de los canales financieros comunitarios con Irán y asegurar la exportación de gas y petróleo iraní, y reiteran el apoyo a la implementación del acuerdo, ya en el pasado calificado de fundamental para la seguridad de la UE.