Decenas de miles de personas han marchado este domingo en Hong Kong en unas protestas antigubernamentales que evidencian el rechazo al proyecto de ley de extradición, transformado en un nuevo frente contra lo que muchos ven como una erosión de las libertades por parte de Pekín.

Millones de ciudadanos se han manifestado en los últimos dos meses en una demostración de fuerza sin precedentes contra la líder de Hong Kong, Carrie Lam, provocando la mayor agitación social en la ex colonia británica desde que regresó a manos del Gobierno chino hace 22 años.

Los manifestantes han marchado a temperaturas de alrededor de 31 grados con pancartas con lemas como "mentirosa" y "no hay excusa, Carrie Lame". Un cartel pegado en una farola pedía una "investigación sobre la brutalidad policial". Muchos de ellos han ignorado el punto final oficial y parecían dirigirse al distrito central de Almirantazgo, donde los manifestantes irrumpieron hace tres semanas, dando lugar a escenas caóticas.

BARRERAS ANTE EL RASCACIELOS DEL HSBC

"La policía está terriblemente preocupada sobre posibles escaramuzas y episodios de violencia en torno al gobierno y en los complejos legislativos y en la sede policial", ha declarado la diputada Claudia Mo. Mientras, el banco HSBC colocó grandes barreras de metal en la calle frente a su reluciente rascacielos.

Si bien la mayoría de los manifestantes se han retirado pacíficamente, algunos han protagonizado episodios de violencia a altas horas de la noche al enfrentarse con la policía. La fuerza policial de la ciudad está en el centro de la polémica después de que los agentes dispararan balas de goma y gases lacrimógenos el mes pasado para dispersar a los manifestantes en Hong Kong.

Las últimas protestas se han producido un día después de que decenas de miles de personar se movilizaran para expresar su apoyo a la policía, acusada por algunas voces de uso excesivo de la fuerza contra los activistas.

RETIRADA DE LA LEY DE EXTRADICIÓN

Los lemas de la manifestación de este domingo reclamaban la retirada total del proyecto de ley de extradición, que permitiría que las personas sean extraditadas a China continental para un juicio, y una investigación independiente sobre las denuncias de abusos policiales. Otras demandas eran la retirada de cargos contra manifestantes y el sufragio universal.

El fin de semana pasado, dos protestas inicialmente pacíficas degeneraron en escaramuzas entre policías y activistas armados con palos, lo que resultó en decenas de heridos y más de 40 arrestos. Esas peleas siguieron a grandes brotes de violencia en el centro de Hong Kong el mes pasado, cuando la policía obligó a los activistas a retroceder con gas lacrimógeno y balas de goma.

UN PAÍS, DOS SISTEMAS

Lam se disculpó por la confusión que causó el proyecto de ley de extradición y la declaró "muerta". Los opositores al proyecto de ley, que temen que se pueda usar para silenciar la disidencia, dicen que solo aceptarán su retirada.

Según los términos de la entrega del Reino Unido a China en 1997, a Hong Kong se le permitió conservar libertades extensas bajo la fórmula de "un país, dos sistemas", incluido un poder judicial independiente y el derecho a protestar. Pero para muchos residentes de Hong Kong, el proyecto de ley de extradición es el último paso en una marcha implacable hacia el control por parte de Pekín.