El Gobierno de Holanda considera al Estado ruso responsable del derribo del avión malasio en Ucrania y exige a Moscú compensaciones para resarcir a los familiares de los pasajeros. En un comunicado emitido en La Haya, instó a Rusia a «aceptar su responsabilidad» y a iniciar «un diálogo» para paliar «el enorme sufrimiento» causado.

Holanda ha asegurado que Australia, otro de los países con mayor número de pasajeros a bordo del vuelo MH-17, comparte sus valoraciones y advirtió a Rusia de que los «próximos pasos» a seguir podrían ser presentar el caso en un tribunal internacional o en una organización internacional. Todo ello se produce un día después de que el Equipo Internacionacional Conjunto (JIT) que investiga el derribo del aparato determinara que la batería de misiles BUK que disparó el proyectil pertenecía a la 53ª Brigada Antiaérea del Ejército ruso.

De inmediato, la UE, la OTAN y EEUU se sumaron a la petición de las autoridades holandesas y asutralianas. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, instó a Rusia a «aceptar su responsabilidad y a cooperar con los esfuerzos para establecer la responsabilidad, de acuerdo con lo estipulado por la resolución 2166 del Consejo de Seguridad». En idénticos términos se manifestó la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini: «La Unión Europea hace un llamamiento a la Federación de Rusia para que acepte su responsabilidad y coopere plenamente».

El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, negó «absolutamente» las acusaciones. Uno de los implicados, al parecer, es el general ruso Nikolai Tkachev, cuyo apodo es Delfín y a quien consideran el «comandante de las actividades militares [en Ucrania] desde territorio ruso». Otro de ellos es Oleg Ivannikov, alias Oriol, un oficial del GRU, el servicio militar de inteligencia exterior, encargado de supervisar el traslado del arma desde Rusia hasta Ucrania, bajo control de las milicias prorrusas.