Con 93 años de edad y 37 en el poder, Robert Mugabe -el presidente más longevo del planeta y el único que ha administrado Zimbabue desde su independencia colonial- vive momentos difíciles. Maestro de profesión y de formación católica, Mugabe ascendió al poder en 1980 como el héroe que había logrado la independencia de la antigua Rodesia, que pasó a llamarse Zimbabue. Una popularidad que, 37 años después, ha perdido casi por completo. La crisis económica que sufre el país africano y las reiteradas violaciones a los derechos humanos han llevado a Zimbabue al caos político y social.

En los años 80, tras cumplir una condena de 10 años en prisión, el zimbabuense fundó el Ejército de Liberación Nacional Africano de Zimbabue, con el que luchó contra la minoría blanca racista que controlaba el país y en el que había establecido un apartheid. Tras lograr la independencia de Gran Bretaña, en febrero de 1980 se celebraron en la antigua colonia las primeras elecciones democráticas. Unos comicios en los que Mugabe obtuvo el 63% de los votos, convirtiéndose así en el primer ministro del país.

Durante sus primeras legislaturas, Mugabe impulsó políticas sociales con las que logró una mejora considerable en las condiciones de vida de los ciudadanos y una reducción drástica del analfabetismo. Sin embargo, su Administración pronto empezó a parecerse al régimen totalitario contra el que había luchado durante gran parte de su vida. Su mayor torpeza fue, probablemente, la dura represión que llevó a cabo contra la oposición política liderada por Joshua Nkomo.

Gukurahundi es el nombre con el que bautizaron la matanza que las fuerzas militares, lideradas por Mugabe, realizaron en 1982 y 1987 con el pretexto de luchar contra los opositores al Gobierno. Murieron 20.000 civiles, la mayoría de etnia Ndebele.

La última gran crisis que ahoga al país estalló en el 2000, cuando Mugabe decidió expropiar miles de territorios de granjeros blancos. Esta acción implicó una enorme escasez de alimentos y causó una devaluación monetaria, una inflación superior al 14.000% y un índice de paro que, a día de hoy, todavía supera el 80%. La UE y EEUU han sandiones al Ejecutivo de Mugabe, pero este ha encontrado en China su nuevo aliado.