El hallazgo de huesos humanos bajo el suelo de un sótano de la nunciatura (la embajada) de la Santa Sede en Roma ha disparado la hipótesis de que se pueda tratar de los restos de Emanuela Orlandi, la joven hija de un empleado vaticano y cuya desaparición hace 35 años es uno de los grandes misterios de Italia y del Vaticano. El pasado martes y durante una obras en una dependencia de la nunciatura vaticana unos obreros encontraron huesos humanos. La legación diplomática alertó a la Gendarmería vaticana y esta a las autoridades italianas para que se hicieran cargo del hallazgo.

Las primeras investigaciones se estarían dirigiendo al estudio del cráneo y a la determinación del sexo y la edad del difunto o de los difuntos, ya que, por el momento, no se sabe a ciencia cierta si los huesos pertenecen solo a una o a más personas. La agencia de noticias Ansa, que fue la primera en dar la noticia, apuntó que los restos podrían ser de Emanuela Orlandi, la menor desaparecida en 1983 mientras en Roma se intentaba entonces esclarecer las implicaciones internacionales en el atentado contra el papa Juan Pablo II. La pista más seguida en aquel momento era la de una operación de los servicios secretos búlgaros que había encargado el gobierno de la Unión Soviética, que se oponía al hundimiento del régimen comunista en Polonia que propiciaba tanto EEUU como el papa Wojtyla. Otra pista seguida entonces fue el Instituto para las Obras de Religión (IOR), más conocido como el banco del Papa, que dirigía el intrigante arzobispo Paul Marcinkus, que a su vez era socio de Roberto Calvi, quien había aparecido pocos días antes colgado en un puente del río Támesis en Londres. Marcinkus y Calvi habían «escalado» en el Banco Ambrosiano, considerado como un instituto católico, adquiriendo ilegalmente -sus estatutos fundacionales lo prohibían- el 15% de las acciones de la entidad.

LA COSA NOSTRA / En aquellas fechas, se interpretó que el secuestro de la joven podía estar relacionado igualmente con un chantaje al Vaticano por parte de la Cosa Nostra, la mafia de Sicilia, con cuyo dinero especulaba Roberto Calvi. Supuestamente dicha organización criminal quería recuperar los capitales entregados al banquero para medrar en el Banco Ambrosiano. En el horizonte se encontraba también la guerra de las Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña ya que, según algunas fuentes fiables, Roberto Calvi había comprado misiles Exocet para la Armada de Buenos Aires y estas armas fueron decisivas para hundir una fragata británica.