Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, todos salvo la británica Theresa May, se reúnen este fin de semana en la capital italiana para conmemorar el 60 aniversario del Tratado de Roma. Pero a menos de dos días de esa cita, la declaración política solemne negociada por los 27, y cuyo germen avanzó este diario, sigue sin suscitar un consenso absoluto. Grecia mantiene una reserva general porque considera insuficientes las referencias a la Europa social y los derechos de los trabajadores mientras que Polonia amenaza con no estampar su firma en protesta por la Europa a varias velocidades.

“Si la declaración no incluye las cuestiones que son prioritarias para Polonia no aceptaremos la declaración”, ha avisado este jueves su primera ministra, Beate Szydlo, que ya se sembró discordia en el último Consejo Europeo cuando no aceptó firmar las conclusiones de la cita. Varsovia quiere ver reflejados en el texto varios elementos: la necesidad de mantener una cooperación estrecha con la OTAN, reforzar el papel de los parlamentos nacionales, y subrayar la unidad del proyecto y no la división, tal y como consideran a la Europa a velocidades.

“La unión necesita cambiar y corregir lo que no funciona pero no llegaremos a través de varias velocidades. En lugar de reparar el proyecto lo desmontaríamos”, ha advertido Szylo. Varsovia no está sola. Atenas también mantiene sus reservas. En su caso porque considera que la declaración no refleja lo suficiente el compromiso de proteger a los trabajadores. “No creo que pueda ni deba boicotear algo de este tipo”, opinan fuentes diplomáticas sobre el pulso griego.

Bajo estas amenazas se ve más bien una pataleta de cara a la galería nacional y los diplomáticos confían en que la declaración saldrá adelante sin cambios porque no habrá negociación en Roma. El texto fue pactado por los negociadores de los 27 Estados miembros el lunes y, salvo Grecia que mantiene su reserva general, “todos los 27 Estados miembros lo aceptaron con las enmiendas discutidas en la reunión”, recuerdan fuentes del Consejo Europeo.

GESTOS HACIA VARSOVIA

El texto incluye referencias al papel de los parlamentos nacionales, las relaciones UE-OTAN, la importancia del mercado único y declara que “la unión está unida y es indivisible”. El borrador previo al lunes hacía hincapié en que “actuaremos juntos cuando sea posible, a diferentes ritmos e intensidades si es necesario”. Finalmente, la coletilla "cuando sea posible" desaparecerá de la formulación porque “partimos de la base que vamos juntos” y porque era “demasiado pesimista”, apuntan otras fuentes. Las mismas aseguran que Polonia ha sido constructiva en la preparación de la declaración con la que quieren conmemorar los 60 años de construcción europea y que marcará los cuatro ámbitos prioritarios de trabajo en la próxima década: seguridad, de desarrollo económico, la Europa social y su papel en el mundo.

“Es un texto equilibrado” y “salvo que alguien nos sorprenda”, insisten fuentes diplomáticas, no tendrá obstáculos para ser firmado en la misma sala de los Horacios y Curiacios en la que se firmó el Tratado de Roma el 25 de marzo de 1957. Si alguien se enroca siempre queda una salida, que la firmen solo los dirigentes europeos, tal y como ocurrió con la declaración de Berlín del 50 aniversario. Pero dada la necesidad de demostrar unidad, sería un varapalo político.