Es la primera gran reforma económica de Emmanuel Macron, la que marcará el éxito o el fracaso de su mandato y la que lanza el plan del presidente para transformar el modelo socioeconómico de un país resistente al cambio. El Gobierno francés ha desvelado este jueves el contenido de los cinco decretos que flexibilizan la actual legislación laboral, una reforma que va más allá de la que le costó a François Hollande un duro pulso con los sindicatos y meses de protestas en las calles.

Pero, a diferencia del anterior inquilino del Elíseo, Macron anunció en la campaña electoral su intención de cambiar el código laboral para reforzar el papel de las empresas en la generación de empleo. Y se comprometió a hacerlo rápidamente, recurriendo a los decretos que permiten al Ejecutivo legislar evitando el largo proceso parlamentario.

El primer ministro, Édouard Philippe, y la titular de Trabajo, Muriel Pénicaud, han presentado el texto a los agentes sociales antes de comparecer en rueda de prensa para explicar sus principales disposiciones. En total, 36 medidas “concretas” para cambiar no solo el código laboral sino su “espíritu”. Una reforma que, según Pénicaud, será la primera etapa de la renovación del modelo social francés.

PRIORIDAD A LAS PYMES

El Gobierno ha puesto énfasis en dos términos: protección y libertad. Los decretos certifican que la empresa tendrá más poder a la hora de negociar las condiciones laborales. En las pymes de menos de 50 trabajadores, la dirección podrá hacerlo directamente con el personal. Además, fija un techo máximo de 20 mensualidades por despido improcedente en caso de litigio.

“La complejidad del derecho es un freno a la contratación. La incertidumbre es un riesgo, así que ponemos en marcha baremos que dan seguridad”, ha justificado la ministra haciéndose eco de una demanda recurrente del empresariado.

La titular de Trabajo ha subrayado que la reforma da prioridad a las pymes, deposita su confíanza en empresas y trabajadores y les da la capacidad de adaptarse a las circunstancias. “Nuevos derechos y nuevas protecciones para los asalariados. Nuevas garantías para los delegados sindicales y delegados de personal”, ha resumido.

El primer ministro, por su parte, ha resaltado que se garantizan los derechos adquiridos simplificando al mismo tiempo la vida de las empresas. Asimismo, ha señalado que los cinco decretos presentados este jueves pretenden “recuperar el tiempo perdido” para poner freno al “paro masivo” (la tasa de desempleo ronda en Francia el 10%) tras décadas de inmovilismo. “Es una reforma ambiciosa, equilibrada y justa”, ha defendido Philippe. El próximo 22 de septiembre, los decretos serán aprobados en el Consejo de Ministros.

RUPTURA DEL FRENTE SINDICAL

La discreción, casi el secretismo de las más de 300 horas de diálogo con los agentes sociales ha sido una de las claves del método seguido por Macron para evitar que las filtraciones a la prensa sobre el contenido de la reforma caldearan el descontento social. Aun así, dos sindicatos, la CGT y SUD, han convocado la primera manifestación de protesta el próximo 12 de septiembre.

La Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon ha convocado otra el día 23 en París en contra de lo que considera “un golpe de Estado social”. Sin embargo, la unidad sindical se ha roto después de que Fuerza Obrera (FO) decidiera no sumarse al llamamiento de la CGT. Tampoco el sindicato reformista CFDT estará en la calle.