El presidente interino de Brasil, Michel Temer, ha autorizado el uso de las Fuerzas Armadas para liberar las carreteras, puertos y aeropuertos bloqueados por los camioneros en huelga desde hace cinco días debido al incremento del precio de los combustibles. Según el Gobierno, el país afronta una grave situación de desabastecimiento.

El conflicto tiene un fuerte impacto económico en un país cuyo gigantesco mercado interno se abastece a través de las rutas. Pero, a la vez, ha ocasionado fuertes trastornos en los centros urbanos. Los primeros en protestar han sido 600.000 transportistas. Luego, se han sumado las empresas de carga. En la actualidad, la prensa calcula que un millón de camiones están a la vera de las principales vías de comunicación de un país de dimensiones continentales.

El impopular Temer, quien acaba de abandonar su deseo de presentarse a las presidenciales de octubre al comprobar que solo lo respalda el 5% de los brasileños, había pedido una tregua a los camioneros y por un momento pensó que eso sería posible. Pero el acuerdo se rompió en la noche del jueves.

"Minoría radical"

Gilmar Mendes, uno de los jueces del Tribunal Supremo Federal (STF) ha considerado que la huelga es una "efectiva amenaza a la seguridad pública" que debe ser repudiada y censurada por el Gobierno Federal. "Una protesta, en principio, puede ser legítima. Pero la paralización de carreteras, la interrupción, la amenaza a la circulación de ir y venir de las personas es obviamente ilegal y el Gobierno tiene que reprimirlo con todo el énfasis, así como usar el aparato estatal a disposición, la justicia, para que eso no ocurra", ha añadido.

Temer se ha sentido autorizado para convocar a los militares y ha asegurado que una "minoría radical" impide "que muchos camioneros lleven adelante su deseo de atender a la población y hacer su trabajo". El Gobierno, ha añadido, "tendrá el coraje de ejercer su autoridad en defensa del pueblo brasileño”.

Tras la orden dada por Temer, los uniformados brasileños pasan a intervenir otra vez en conflictos internos. Meses atrás, los uniformados se hicieron cargo de la seguridad de Río de Janeiro.