El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, guarda siempre una bomba para lanzarla al final de la campaña electoral y llevarse más votos a sus arcas. El sábado anunció que si gana los comicios de este martes y revalida su cargo por cuarta vez consecutiva, Israel se anexionará partes de Cisjordania, territorio palestino que ocupa desde 1967. Con su anuncio, Netanyahu, que encabeza el Likud, partido líder de la derecha israelí, pretende arrebatar votos a formaciones aún más derechistas y superar así a la única fuerza que puede hacerle sombra, la recién creada coalición centrista Kajol Lavan (Azul y Blanco).

Las últimas encuestas auguran la victoria de esta coalición bautizada con los colores de la bandera israelí y liderada por el exjefe del Estado Mayor, Benny Gantz. Los sondeos le otorgan entre 28 y 32 escaños, frente a 26 o 27 para el Likud. Además de Gantz, un advenedizo en la política, la coalición se nutre de otros generales como el exministro de Defensa, Moshe Yaalon, y el exjefe del Estado Mayor, Gabi Ashkenazi, y del partido Hay Futuro, liderado por el extitular de Finanzas, Yair Lapid.

Por primera vez, Netanyahu topa con un bloque de generales que diluyen su imagen de único garante de la seguridad. «Pero él es el mejor en campaña electoral. Usa las mismas técnicas desde 1996 y un mensaje idéntico: fuertes contra débiles, la causa de todos los males son los árabes, los medios de comunicación y la izquierda. Ahora ha añadido el victimismo», dice el analista Moshe Gaon. «Lucha por su supervivencia, si no es primer ministro quedará en una posición muy débil por las acusaciones de corrupción», añade.

ACUSACIÓN DE FRAUDE / El Fiscal General del Estado, Avichai Mendelblit, anunció a final de febrero que inculparía a Netanyahu por fraude, cohecho y abuso de confianza por tres casos de corrupción. «Ni las acusaciones de la oposición, ni la recomendación del fiscal general parecen haber dañado mucho a Netanyahu», opina Ofer Zalzberg, analista del International Crisis Group (ICG). «Ha puesto énfasis en que es el salvador de Israel y en éxitos como haber mantenido al país al margen de nuevas guerras, la prosperidad macroeconómica y la mejora de su posición en el mundo», argumenta Zalzberg.

Netanyahu cuenta con la ayuda de sus amigos Donald Trump, que ha reconocido la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán sirios que ocupa, y Vladímir Putin, que recibió a Netanyahu en el Kremlin hace unos días y le ayudó a proyectar una imagen de gran diplomático.

El primer ministro ha dominado la campaña electoral con una línea destructiva, de acoso y derribo de sus rivales blanquiazules, a los que ha acusado de estar aliados con las fuerzas árabes, aunque Gantz ha dejado claro que solo se asociará con fuerzas «judías y sionistas» y los partidos árabes nunca han integrado un gobierno israelí.

Azul y Blanco podría ganar, pero tendrá muchas dificultades para crear una coalición que reúna a los 61 diputados necesarios para tener mayoría en la Knesset (Parlamento israelí, 120 diputados), ya que entrarán en la cámara más fuerzas de derechas que de centro-izquierda. A los laboristas, ninguna encuesta les concede más de 11 escaños y a Meretz, el partido de izquierdas pacifista, no le dan más de seis.

¿y los ultraortodoxos? / Netanyahu tiene muchas opciones para seguir en el poder con un gabinete aún más derechista que el último. Tendrá a los partidos religiosos ultraortodoxos Judaísmo Unido de la Torá y Shas y a la ultraderechista Nueva Derecha. También contará con Derecha Unida, cuya unión alentó y que incluye a Poder Judío, heredero ideológico del Kach, un partido de extrema derecha, anti-árabe y violento ilegalizado en Israel. Otros partidos a los que puede fichar son Zehut (Identidad), que esconde su extremismo detrás de la propuesta de legalizar el canabis, el centrista Kulanu y el ultraderechista secular Israel, Nuestro Hogar.

La campaña ha destacado por la ausencia de propuestas de paz con los palestinos, a pesar de que la tensión se disparó en la franja de Gaza en pleno debate electoral. Habrá que ver cómo influye en la formación de gobierno.