Emmanuel Macron creía haber controlado la situación gracias al gran debate nacional lanzado en enero para buscar soluciones al malestar de los chalecos amarillos, pero el presidente francés sigue enredado en la mayor crisis social de su mandato.

Aunque el movimiento nacido en noviembre para protestar por la subida del impuesto a los carburantes se ha transformado y ha perdido apoyo popular, permanece activo.

Este sábado ha puesto en aprietos a las fuerzas de seguridad, incapaces de controlar la deriva violenta de los manifestantes muchos de ellos ultras llegados de provincias e incluso del extranjero- que convirtieron los Campos Elíseos de París en una batalla campal.

A pesar de que los servicios secretos habían advertido del riesgo de violencia por los mensajes que circulaban en las redes sociales, la sensación que han dejado las imágenes de la avenida parisina salpicada de quioscos de prensa calcinados, escaparates rotos a pedradas y tiendas de lujo saqueadas es que nadie estaba preparado.

Empezando por Macron, obligado a acortar su fin de semana en la nieve para volver a toda prisa a París y participar en la célula de crisis montada en el Ministerio del Interior.

"¡Ahora se acabó!. Lo que pasó en los Campos Elíseos no fue una manifestación. Es gente que intenta dañar la República para romper, para destruir aun a riesgo de matar. Todos los que estaban allí se convierten en cómplices", dijo el presidente en la reunión.

Consciente de estar de nuevo bajo presión, pidió al Gobierno una "respuesta fuerte" en materia de seguridad y este lunes el primer ministro, Edouard Philippe, tras reunirse en el Elíseo con el presidente y los titulares de Interior, Justicia y Economía, ha anunciado las primeras medidas.

FIRMEZA POLICIAL

Además de reorganizar los efectivos encargados de mantener el orden público, se ha decidido prohibir las manifestaciones de los 'chalecos amarillos' en las zonas más afectadas por las movilizaciones, como los Campos Elíseos de París, "cuando se tenga conocimiento de la presencia de elementos ultras con voluntad de destrozar".

"Lo que quiere esta gente no es un el diálogo. Su única reivindicación es la violencia y los manifestantes pacíficos tienen que distanciarse de los alborotadores", ha declarado el primer ministro.

Philippe ha prometido firmeza tras quejarse de las consignas dadas a los agentes para reducir el uso de bolas de goma, muy polémicas al provocar numerosos heridos. Además, las fuerzas del orden podrán usar drones y habrá multas más altas para quienes participen en una manifestación no declarada de antemano.

Las nuevas medidas se suman a la ley aprobada recientemente -y pendiente de promulgación- que limita el derecho de manifestación por razones de seguridad.

Durante todo el fin de semana han arreciado las críticas de la oposición por la gestión del Ejecutivo, que ha anunciado la comparecencia de los titulares de Interior, Christophe Castaner, y de Economía, Bruno Le Maire, este martes en el Senado.

Le Maire ha recibido este lunes a los profesionales de los sectores afectados, que exigen un plan de choque ante la urgencia económica.

LA IMAGEN DE FRANCIA

Según la Cámara de comercio de París, han sufrido daños considerables 91 establecimientos de los Campos Elíseos, es decir el 80%. Todos los sectores de actividad, desde la restauración hasta los hoteles pasando por la moda, la ropa deportiva, la telefonía, la joyería, la perfumería, la óptica o la banca, se han visto afectados.

Del famoso restaurante Le Fouquets, incendiado y saqueado el sábado, no se veía este lunes más que una madera negra cubierta con lonas azules tapando completamente la fachada. Mucha gente se acercaba a mirar, hacía alguna foto, comentaba algo y se iba.

"Es lamentable. ¿Qué imagen estamos dando de Francia?", decía una empleada del Grand Palais quejándose de que el museo lleva 18 sábados seguidos perdiendo visitantes por la revuelta. "Uno se puede manifestar, pero no romperlo todo", añadía.

La crisis se ha cobrado la cabeza del prefecto de policía de París, Michel Delpuech, en el punto de mira desde que los chalecos amarillos asaltaron el Arco del Triunfo el pasado 1 de diciembre. Delpuech será sustituido por Didier Lallement, actual prefecto de Nueva Aquitania. Desde el inicio de las protestas, solo en París ha habido más de 2.000 detenidos.