Avanzados a su tiempo, en 1979 Los Verdes establecieron en sus bases una cuota de paridad de género para que el liderazgo del partido basculase proporcionalmente entre mujeres y hombres. Desde entonces adoptan una presidencia bicéfala en una fórmula que ahora Annalena Baerbock y Robert Habeck han conducido hasta el éxito.

Convertida en el nuevo referente del centro-izquierda alemán, la formación participa en 9 de los 16 estados federados del país. Esa mejora se debe a su transformación conservadora, a la debacle del bipartidismo y a la popularización de su agenda, sin obviar la sintonía desplegada por su actual pareja de baile.

El 27 de enero del año pasado las bases del partido eligieron un nuevo liderazgo que, como viene siendo norma, forma parte del ala pragmática que busca pactos para acrecentar su influencia y llegar al poder. Aunque entonces pocos lo creían, el tándem se encuentra en plena efervescencia y se ha convertido en una de las figuras políticas con más apoyo del país.

Habeck fue elegido con un 83% de los votos. A sus 49 años, el colíder verde vive su mejor momento político tras haber sido ministro de Medio Ambiente del Estado de Schleswig-Holstein. Filósofo y escritor de formación, es un europeísta convencido, que ha abandonado Twitter al asegurar que le hace «más agresivo».

Baerbock, de 38 años, recibió un 65% de los sufragios. Politóloga y abogada, ha hecho carrera en la política regional alemana hasta dar el salto a la primera línea y ahora es vista como la verdadera fuerza del partido. Si el gobierno cae, la colíder verde ha asegurado que presionará para nuevas elecciones donde puedan llegar al poder: «No somos la rueda de repuesto».

Jóvenes y con una alta educación, el perfil del dúo verde es una viva imagen del principal electorado del partido. Ambos han sabido casar la ya normalizada preocupación por el cambio climático con aspectos tradicionales de la cultura política alemana. Optan por digitalizar la agricultura, eliminar la cifra límite de acogida de refugiados y a la vez dar más fuerza a la policía y a los servicios de inteligencia.