La filtración del contenido de las cenas privadas entre la primera ministra británica, Theresa May, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, empieza a convertirse en una costumbre. En abril pasado, el democristiano salió del encuentro convencido de que la premier vivía en otra galaxia. Hace una semana, con la sensación de que está "asustada", "desanimada" y "no confía en nadie". Aunque en Bruselas han negado ser el origen de estas filtraciones al diario alemán 'Frankfurter Allgemeine Zeitung', la cancillera alemana Angela Merkel estaría "furiosa" y "preocupada" por la posibilidad del fracaso de las negociaciones.

"Angela Merkel está furiosa con lo que se ha publicado. Se sabe que ha perdido la paciencia con los conservadores británicos pero lo último que quiere es que Theresa May sea reemplazada a mitad de las negociaciones del 'brexit'", menciona una fuente anónima de Berlín citada por el diario británico ‘The Times’. Según la versión publicada por el diario alemán 'Frankfurter Allgemeine Zeitung', May suplicó a Juncker ayuda durante un encuentro en el que se mostró ansiosa y abatida debido a las luchas internas que mantiene en su Gobierno, especialmente con el titular de Exteriores y exalcalde de Londres, Boris Johnson, partidario de un 'brexit' duro.

La filtración desencadenó este lunes una batalla en las redes sociales, entre el exjefe de gabinete de Theresa May y columnista, Nick Timothy, y el jefe de gabinete de Juncker, Martin Selmyr, a quien acusó de ser el origen de las informaciones publicadas por el rotativo alemán. "Tras una reunión constructiva del Consejo (Europeo), Selmayr hace esto. Un recordatorio de que algunos en Bruselas quieren un no acuerdo o uno punitivo", escribía en su cuenta de twitter.

Reacciones por twitter

La reacción no tardaba en llegar por la misma vía. El alto funcionario alemán negaba a través de otro tuit que fuera el origen de la filtración. "Niego que hayamos filtrado esto, que Juncker jamás dijera eso; que seamos punitivos en el 'brexit'. Es un intento de tender una trampa a la UE y socavar las negociaciones". E interpelaba directamente a Timothy. "Es falso. Se que esto no se ajusta a tu cliché. Pero Juncker y yo no tenemos interés en debilitar a la primera ministra", advertía en otro mensaje. "Parece que alguien tiene interés en socavar las relaciones constructivas entre Juncker y May. ¿Quién? Esa es la auténtica cuestión", añadía.

El funcionario alemán no fue el único que rechazó las acusaciones. El propio Juncker lo hacía poco después desde Estrasburgo donde ha participado este martes en un debate sobre las conclusiones de la última cumbre europea que se cerraron con la constatación de que no hay suficientes progresos para avanzar hacia la segunda fase de las negociaciones, la apertura de conversaciones sobre el futuro pacto comercial. Según Juncker, nada de lo publicado es cierto. "Tuve una excelente cena de trabajo con Theresa May. Estaba en buena forma, no estaba cansada, está luchando como es su deber así que todo está bien", aseguró. "¿No le suplicó?", le interrogaron. "No es el estilo de los primeros ministros británicos", recalcó Juncker poco antes de calificar de nuevo de "tragedia" el 'brexit'.

En manos de Londres

Este martes, Juncker ha vuelto a insistir durante un debate en el pleno del Parlamento Europeo sobre las conclusiones de la cumbre que la UE quiere un "buen acuerdo" y que aquellos que no quieren un acuerdo no tienen amigos en la Comisión Europea. "Queremos un acuerdo equitativo. Lo demás no cabe en nuestra mente", ha dicho. Por su parte el presidente de la UE, Donald Tusk, ha asegurado que hasta ahora han logrado mantener la unidad a 27 pero ha alertado que "todavía nos queda el test de resistencia más duro" y que "la UE debe mantener la unidad independientemente de la dirección de las negociaciones".

A juicio de Tusk, está en manos de Londres aclarar cómo terminará el proceso de divorcio, si con "un buen acuerdo, sin acuerdo o sin 'brexit'", ha avisado. Las negociaciones avanzan con mayor lentitud de la planeada hace siete meses y el resultado es que todavía no se ha podido cerrar un acuerdo sobre las tres prioridades de la primera fase: derechos de los ciudadanos, frontera con Irlanda y factura del divorcio.