François Fillon no solo está convencido de que su programa electoral es el único que puede sacar a Francia de la parálisis económica sino que cree contar con el apoyo de la cancillera alemana, Angela Merkel. “Sé lo que piensa, sé hacia qué lado va su corazón, sé que su proyecto económico y político está en sintonía con el mío”, ha dicho sonriente este lunes el candidato conservador a la presidencia durante la presentación a la prensa de su ‘Proyecto para Francia’.

Fillon se entrevistó con Merkel el pasado 23 de enero en Berlín y este jueves es su principal rival en la carrera al Elíseo, Emmanuel Macron, quien será recibido por la cancillera, que hasta ahora se ha limitado a decir que se verá con todos los candidatos a las presidenciales francesas que lo deseen, sin que ello conlleve el apoyo de Berlín. Sólo la ultraderechista Marine Le Pen está vetada en la capital alemana.

Al ser preguntado por el desplazamiento del líder de ‘En Marcha!’ a quien los sondeos colocan en cabeza de la primera vuelta de las presidenciales el próximo 23 de abril, Fillon ha respondido que le parece “perfectamente normal” que la cancillera reciba a los aspirantes a la presidencia.

El candidato de Los Republicanos, partido próximo a la CDU alemana, ha expuesto los ejes de su programa económico cuarenta y ocho horas antes de una cita judicial clave en la que puede ser imputado por malversación. Y en el mismo cuartel general de campaña que hace sólo quince días era prácticamente un gabinete de crisis.

Tras la cascada de dimisiones en su equipo y el intento fallido de hacerle renunciar a la carrera presidencial a favor del segundo clasificado en las primarias del partido, Alain Juppé, el exprimer ministro, de 63 años, ha logrado salvar su candidatura, pero ha provocado una enorme brecha en su propia familia política.

Ahora intenta recuperar el terreno perdido por el escándalo de los supuestos empleos ficticios de su mujer y dos de sus hijos, con guiños al electorado seducido tanto por Macron como por Marine Le Pen.

MATICES EN EL PROGRAMA

Sin alterar el fondo de un programa basado en una cura de austeridad y un ambicioso plan de reformas estructurales, Fillon ha matizado algunos aspectos para salir al paso de quienes le acusan de querer aplicar en el país una “purga” de corte thatcheriano.

Además, ha introducido medidas sociales orientadas a aumentar el poder adquisitivo. En ese sentido va una rebaja fiscal de 10.000 millones de euros que podría suponer un ahorro anual de entre 350 y 700 euros para las familias francesas o la revalorización de las pensiones más modestas.

Por lo demás, ha mantenido su intención de flexibilizar el mercado laboral, eliminar la jornada legal de 35 horas y adelgazar la administración pública eliminando medio millón de funcionarios en cinco años de mandato. El exprimer ministro se ha propuesto crear tres millones de empleos y llevar la tasa de crecimiento de la economía francesa al 2%.

También ha defendido una suerte de “patriotismo económico” en el ámbito industrial para promover la competitividad de las empresas francesas. De llegar al poder, Fillon pondría en marcha sus reformas rápidamente, en los tres primeros meses de su mandato.