«Haremos hasta lo imposible por que puedan conocer la verdad de lo ocurrido, asumiremos las responsabilidades que nos correspondan, contribuiremos hasta donde sea posible con su reparación y haremos todo cuanto esté a nuestro alcance por que hechos de esa naturaleza jamás vuelvan a repetirse». Las palabras de Rodrigo Londoño, Timochenko mientras estuvo al frente de las FARC, abrieron ayer uno de los capítulos más complejos de la Colombia que busca adecuarse al posconflicto armado.

El primer caso de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) contra la cúpula de la exguerrilla pone a prueba la fortaleza de los acuerdos firmados en La Habana con el Gobierno del expresidente Juan Manuel Santos para dejar atrás medio siglo de un enfrentamiento que ha provocado más de 200.000 muertos. Los excomandantes deben de responder por los secuestros que llevaron a cabo durante el conflicto. Londoño hizo una elusiva mea culpa por el papel que le tocó a las FARC pero también reclamó a exmilitares y autoridades políticas que respondan con la misma predisposición a dejar atrás el pasado de dolor. «Del mismo modo deben obrar los otros actores que agenciaron el odio, la muerte y el sufrimiento». Londoño dijo también que a la exinsurgencia siempre le animó «la voluntad de dar cumplimiento a todas y cada una de las fórmulas pactadas». La JEP, precisó, es un mecanismo autónomo de justicia, que no depende «para nada» de las decisiones de la Fiscalía General de la Nación. Recordó en ese sentido que «poderosos intereses» no solo se han opuesto «en general» a los Acuerdos de Paz, sino «particularmente» a esta justicia transicional. LA JEP se ha puesto en marcha en un nuevo momento: Iván Duque asumirá la presidencia en agosto con el respaldo del exmandatario Álvaro Uribe, y ya se conocen los reparos formulados por los conservadores por pacto de La Habana. «El inicio de esta etapa es un acontecimiento histórico», dijo la jueza Julieta Lemaitre, presidenta de la Sala que recordó que la JEP «hará énfasis en datos que ayuden a dar con el paradero de unos 40 secuestrados».