Nigel Farage está de vuelta, aunque en realidad nunca se ha ido. El exlíder del UKIP ha creado el Partido del Brexit, con el que se presenta a las elecciones al Parlamento Europeo. El Reino Unido no debería participar en ellas y aún pueden evitarlo si antes del 23 de mayo los diputados ratifican de una vez el acuerdo de salida de la Unión Europea propuesto por Theresa May.

Pero nada indica que eso vaya a ocurrir. Farage ataca de nuevo desde la extrema derecha euroescéptica y parece capaz de trastocar la política británica, en un momento de máxima fragilidad de los partidos tradicionales. Lanzado apenas un par de semanas en la ciudad de Coventry, el Partido del Brexit sube como la espuma en los sondeos. Las encuestas le dan ganador en las europeas, por delante de laboristas y conservadores. Farage espera atraer los votos de simpatizantes descontentos en ambas formaciones, ante la impotencia de May y las fuerzas de la oposición de organizar la salida del Reino Unido de la UE.

La ambición de Farage, peón en la red de la derecha radical internacional, va más lejos de los comicios de mayo. «Este partido no solo está aquí para luchar en las elecciones europeas. Este partido no solo sirve para expresar nuestra indignación. El 23 de mayo es el primer paso del Partido del Brexit. Vamos a cambiar la política para siempre», advierte.

DONACIONES GENEROSAS / El controvertido líder político asegura que la formación recibió 750.000 libras (870.000 euros) en 10 días de los bolsillos de pequeños contribuyentes en donaciones de 500 libras. Entre sus 70 candidatos a las elecciones hay de todo. Entre ellas, una antigua cantante de ópera, Lucy Harris, que asegura haber sido insultada en un trasporte público por llevar una bolsa en favor del brexit; Ann Widdecombe, una exdiputada conservadora jubilada hace casi una década, que ha participado en algún reality; o Louis Stedman Bryce, un hombre de negocios gay y negro que dice estar cansado de que todos los partidarios del brexit «sean percibidos como blancos, homófobos y racistas». Al grupo se ha unido también Annunziata Rees-Mogg, hermana del líder de los conservadores brexiters, Jacob Rees-Mogg.

No sería la primera vez que Farage triunfa en unas elecciones europeas, si los sondeos se confirman. En el 2014, el UKIP, el partido del que entonces era líder, fue el más votado en el Reino Unido.

Los antieuropeos obtuvieron el 26,7% de votos, dos puntos por encima de los laboristas y tres por encima de los conservadores. Aquel fue un resultado contra todo pronóstico que pilló por sorpresa a la clase política.

El triunfo de Farage hizo temer una fuga masiva de tories euroescépticos al UKIP y fue uno de los factores decisivos por el que el entonces primer ministro, David Cameron, prometió un referéndum sobre el brexit. La fuga de diputados no tuvo lugar, el UKIP quedó barrido del mapa cuando Farage presentó la renuncia un año más tarde, tras fracasar en el séptimo intento de lograr un escaño en el Parlamento de Westminster. Pocos meses después volvió al primer plano de la política con LeaveEU, durante la campaña del referéndum financiada por el millonario Arrons Banks. Esos donativos están siendo investigados por la Agencia Nacional contra el Delito. Se sospecha que el magnate pudo inyectar millones procedentes de Rusia en la campaña a favor del brexit.

PIEZA DE LA EXTREMA DERECHA / Farage ha trabajado para el canal internacional de noticias en inglés del Kremlin, Russia Today. El euroescéptico es ahora una pieza en el engranaje de la extrema derecha mundial, en una red de partidos nacionalistas y populistas, fundada en Bruselas con el nombre de The Movement, por Steven Banon, el antiguo asesor de Donald Trump. Tanto Banon como Farage han sido invitados por la extrema derecha alemana, Alternativa para Alemania, para participar el 11 de mayo en una conferencia en Berlín sobre los «medios de comunicación libres».

Farage ya ha prometido que su nueva formación se presentará a las próximas elecciones generales para desbancar a los diputados «que no han cumplido con el brexit». Esa amenaza angustia a los tories, conscientes de la frustración de los simpatizantes después de casi tres años de caos.