“Debemos prepararnos para el peor escenario y el peor escenario sería el de un Gobierno no operativo”, advertía el pasado 22 de febrero premonitoriamente el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Ese escenario de pesadilla se ha cumplido. El Movimiento 5 Estrellas y la Liga, los dos principales partidos antisistema, se sitúan hasta ahora como los grandes vencedores de los comicios italianos y en Bruselas reina la preocupación ante las consecuencias de un bloqueo político para el proceso de reformas pendiente.

Ni el presidente de la Comisión Europea ni el del Consejo Europeo se han pronunciado pública y personalmente hasta ahora sobre un resultado que deja dos grandes perdedores, el ex primer ministro y ya dimitido líder del Partido Democrático (PD), Matteo Renzi, y el incombustible líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi. “Confiamos en las capacidades del presidente (Sergio) Matarella para facilitar la formación de un Gobierno estable en Italia. Mientras tanto, hay un Gobierno liderado por el primer ministro (Paolo) Gentiloni, con quien colaboramos estrechamente”, se ha limitado a señalar este mediodía el portavoz de Juncker, emplazando a esperar al resultado definitivo.

Auge euroescéptico

A 15 meses de las elecciones europeas de mayo del 2019, el resultado preocupa en Bruselas, ya que demuestra que una parte importante del electorado sigue desencantado con la Unión Europea (UE) y que las posturas eurófobas y euroescépticas no han desaparecido del mapa europeo por mucho que los partidos que las representan en Alemania, Holanda o Francia, tres de los países que mantuvieron en vilo a la UE el año pasado. no hayan conseguido llegar al Gobierno.

El proceso de formación del nuevo Ejecutivo italiano coincide con la recuperación de la calma política en Alemania, que tras la decisión de las bases de los socialdemócratas del SPD de apoyar la gran coalición con la CDU-CSU reelegirá para un cuarto mandato a Angela Merkel como cancillera para los próximos cuatro años. Ambas formaciones han estado meses negociando, lo que ha desencadenado un largo periodo de parálisis en las instituciones europeas que ahora podría prolongarse todavía más tras los resultados en Italia.

Justo en el momento en el que la UE quiere centrarse en relanzar la reforma de la gobernanza de la eurozona algo que podría complicarse en función de qué partidos gobiernen en Italia. Y es que los dos grandes vencedores de este domingo, el M5S de Luigi Di Maio y la Liga de Matteo Salvini, son muy críticos con las políticas que se hacen en Europa y podrían aliarse, aunque el movimiento que creó el cómico Beppe Grillo ha empezado a modular sus posiciones.

Alemania y Francia

También el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, abogó por que Italia forme pronto un Gobierno "estable" y deseó que el proceso "dure menos de seis meses", en una clara alusión a las dificultades sufridas en Alemania.

Por su parte, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha atribuido el resultado electoral italiano a la presión migratoria. "Tomo nota de que, en el mundo en que vivimos, podemos defender ideas bonitas, pero no podemos defenderlas abstrayéndonos de la dureza del contexto. Italia ha sufrido, sin ninguna duda, una fuerte presión migratoria", ha declarado.

¿Cómo votan los eurodiputados italianos?

Según un reciente análisis de VoteWatch Europe, la configuración más estable al frente de Italia sería un Gobierno de coalición formado por el Partido Democrático de Renzi y Forza Italia, más cohesionado en políticas clave que una unión entre Forza Italia y la xenófoba Liga. Pese a la distancia entre el PD y Forza Italia, ambas formaciones han votado lo mismo en la Eurocámara en cuestiones económicas el 75% de las veces (ambos apoyan una capacidad financiera para la eurozona), en temas de comercio internacional en el 76% y en cuestiones relativas al presupuesto de la UE en el 89%.

El partido de Renzi estaría, en cambio, más cerca de la extrema izquierda en justicia, interior, empleo y asuntos sociales, así como en política medioambiental. Por ejemplo, explica VoteWatch Europe, el PD rechaza como tónica general la comercialización de organismos genéticamente modificados (OGM), mientras que Forza Italia solo se opone cuando los intereses de los productores italianos están en juego. Sin embargo, según el mismo análisis tampoco Forza Italia y la Liga serían buenos compañeros de viaje ya que discrepan muy habitualmente a la hora de votar en el pleno de Estrasburgo.

De hecho, el partido de Berlusconi vota más veces en línea con la extrema izquierda (41%) que con la extrema derecha (36%). La inmigración y la política de empleo son los dos ámbitos donde más coinciden, aunque no siempre. Por ejemplo, Forza Italia apoyó el sistema de reparto de refugiados al que la Liga se opuso. Según el mismo análisis, el partido más cercano a la Liga en cuanto a posicionamiento en la Eurocámara es el Movimiento 5 Estrellas, aunque solo votan en el mismo sentido en el 50% de las veces. Los dos partidos populistas tienden a coincidir en comercio internacional (60%), temas presupuestarios (63%) y política económica y monetaria (68%).