El primer ministro francés, Edouard Philippe, inició ayer una carrera contrarreloj reuniéndose con una treintena de responsables políticos con representación parlamentaria para buscar con urgencia una puerta de salida a la crisis de los chalecos amarillos. Emmanuel Macron anuló el viaje oficial que tenía previsto realizar mañana a Serbia y convocó nuevamente en el Elíseo a varios de sus ministros. La Asamblea Nacional celebrará un debate mañana en el que se espera que Philippe anuncie las primeras medidas para calmar los ánimos. La idea de establecer una moratoria sobre la tasa a los hidrocarburos prevista para enero parece abrirse paso como una opción para dar un poco de oxígeno.

Tras salir de su reunión en Matignon, sede del primer ministro, la ultraderechista Marine Le Pen pidió la inmediata supresión del impuesto a la gasolina y el gasóleo. El presidente de Los Republicanos, Laurent Wauquiez, quiere, además, un referéndum sobre la política fiscal y ecológica de Emmanuel Macron. En las filas de La República en Marcha (LREM) también arrecian las voces que piden un gesto claro de apertura hacia las reivindicaciones de los chalecos amarillos.

El secretario general del Partido Socialista, Olivier Faure, indicó que su formación se sumará a una moción de censura de los diputados comunistas si el Gobierno no cambia el rumbo de su política. «Llega un momento en el que hay que decir basta. Hace falta que el poder responda».

Más difícil se antoja el diálogo con los representantes del movimiento, convocados para hoy. Philippe no tendrá delante ningún interlocutor. Uno de los firmantes de un manifiesto publicado este domingo en Le journal du dimanche -en el que condenaban la violencia de París y se mostraban dispuestos a hablar con el Gobierno- anunció que ningún miembro de los chalecos amarillos acudirá a Matignon, alegando que han recibido amenazas que no garantizan su seguridad.

Mientras, el movimiento continuó ayer con sus protestas en diversos puntos del país, con cortes en rotondas, autopistas y carreteras, entre ellas el bloqueo de la frontera con España en Le Perthus. En un contexto social cada vez más explosivo, los estudiantes se sumaron a la ola de descontento que recorre el país y ayer bloquearon más de un centenar de centros amenazando con abrir un nuevo frente de protestas contra las reformas educativas del Gobierno.

‘MACRON DIMISIÓN’ / En Niza se manifestaron más de mil estudiantes en apoyo a los chalecos amarillos coreando el eslogan más repetido desde hace tres semanas: Macron dimisión. En Toulouse, unos 700 alumnos desfilaron por el centro de la ciudad tras haber provocado destrozos en el mobiliario urbano. Y en el instituto de formación profesional Jean Pierre Timbaud de Auvervilliers, en la región parisina, la protesta terminó con disturbios. Se quemaron papeleras, se levantaron barricadas y se arrancaron marquesinas de autobuses. También hubo saqueos en tiendas y al menos un coche incendiado. La presidenta de la región parisina, Valérie Pécresse, mostró su preocupación por «el movimiento social de los estudiantes».

El sindicato Unión Nacional de Liceos hizo un llamamiento a manifestarse este viernes en todos los colegios para protestar contra las políticas del Gobierno. Por su parte, el principal sindicato del país, la CGT convocó una gran manifestación el 14 de diciembre en defensa del poder adquisitivo y para reclamar una subida inmediata de los salarios, las pensiones y la protección social.