En medio de un periodo de tensiones recrudecidas entre Estados Unidos e Irán, en escalada casi constante desde que Donald Trump decidió abandonar el acuerdo multilateral que trata de frenar el programa nuclear militar de Teherán, los dos países dieron ayer una sorpresa al llevar a cabo un intercambio de prisioneros.

Con ayuda en las negociaciones de Suiza, que hace de puente entre dos países sin relaciones diplomáticas directas, los iranís liberaron a Xiyue Wang, un inmigrante de China con ciudadanía estadounidense desde el 2009 y graduado de Princeton al que arrestaron en el 2016 y condenaron a 10 años de prisión acusándole de espionaje. Washington, por su parte, dejó libre y retirado de todos los cargos a Masoud Soleimani, un biólogo arrestado el año pasado en el aeropuerto de Chicago bajo la acusación de violar las sanciones impuestas a Irán.

El intercambio tiene valor de forma y fondo para los dos gobiernos. A Teherán, por ejemplo, le puede servir para desviar siquiera momentáneamente la atención del escrutinio global a la brutal represión con que el Gobierno ha respondido a las protestas de ciudadanos, una campaña que le ha granjeado críticas de la UE, que se mantiene en el pacto nuclear y en la que miles de detenciones han saturado las cárceles.

Para Trump, por su parte, refuerza la imagen de que la liberación de presos y rehenes es un tema prioritario en su agenda. Lo ha conseguido, además, sin desembolsar pago de rescate alguno y sin transmitir imagen de concesión o cambio de política. Tras un acuerdo judicial, Soleimani, un prominente experto investigador en células madre, debía comparecer en una vista el día 11 y era probable que quedara en libertad.

Además de sorpresa, el episodio ha dejado gestos inusuales. Trump, en un tuit dio al país gracias por «una negociación muy justa». Una fuente de la Administración estadounidense quiso interpretar la liberación como «una señal de que los iranís pueden estar dispuestos a sentarse a negociar todos los temas». Esa es una propuesta que ha hecho Trump pero para la que Teherán ve imprescindible que se relajen las sanciones endurecidas por el republicano en una campaña de «máxima presión».

Y el propio Trump, en su mensaje, utilizó el intercambio para plantear: «¿Lo ven? ¡Podemos hacer un acuerdo juntos!». Irán mantiene al menos a cinco estadounidenses encarcelados mientras que varias decenas de iranís están presos en EEUU.