Todo parece indicar que Grace Mugabe es la causa del golpe de fuerza militar que ha apartado del poder al presidente de Zimbabau, Robert Mugabe. La mujer del que hasta ahora era al mandatario más longevo del mundo, con 93 años y 37 al frente del país, ha logrado a lo largo de los años escalar posiciones en las estructuras de poder, a la par que crecía su ambición por suceder algún día a su marido en la presidencia del país africano, lo que nunca estuvo en los planes de la cúpula militar. "Dicen que quiero ser presidente ¿Por qué no? ¿Acaso no soy zimbabuense?", se preguntó en el 2014.

Conocida por su afición al lujo -sus detractores la conocen con el apodo de "Gucci Grace"- la hasta hora primera dama de Zimbabue, de 52 años de edad, conoció al que se convirtió en su marido a principios de la década de los años noventa, mientras ellas trabajaba como mecanógrafa en la oficina de la presidencia."Se me acercó y me preguntó por mi familia. Lo vi como una figura paterna. No pensé que él me miraría y diría: 'Me gusta esa chica'. Lo menos que esperaba era eso ", explicó Grace un día en una entrevista. Por aquel entonces, Mugabe estaba casado con su primera mujer Sally, que estaba muy enferma. El líder zimbabuense aseguró que Sally le dio su consentimiento para que se casara después de que ella falleciera. Murió en 1992. Mugabe contrajo matrimonio con Grace cuatro años después en una extravagante ceremonia.

AFICIÓN AL LUJO

Durante los años en la casa presidencial, Grace convinó su afición desenfrenada por el lujo con su el apoyo y participación en obras de caridad y su creciente implicación en política. Poco a poco fue asumiento protagonismo dentro del partido en el poder, el Zanu-PF. En el 2014 logró en apenas dos meses un doctorado en la Universidad de Zimbabue, pese a que, al contrario de lo que sucede con otros estudiantes, su tesis nunca fue registrada ni se hizo pública. Su título de doctora fue uno de los méritos que presentó en su campaña para hacerse finalmente con el liderazgo de la organización femenina de la ZANU-PF.

Desde esa atalaya empezó a deshacerse de aquellos que constituían un obstáculo para sus ambiciones. La primera en caer, ya en ese mismo año, fue la entonces vicepresidente de país Joice Mujuru, a la que acusó de "corrupta, extorsionadora, incompetente, chismosa, mentirosa e ingrata", además de colaborar con las fuerzas de la oposición y los blancos para socavar las conquistas del país después de la independencia. Tres años más tarde, el obstáculo a eliminar ha sido el que hasta la semana pasada era el vicepresidente, Emmerson Mnangagwa, exministro de justicia y héroe de la independencia de 75 años. Acusado de "deslealtad", Mnangagwa, llamado a sustituir a Mugabe a la presidencia, fue cesado y huyó al país.

El pasado mes de octubre, Mnangagwa, cayó enfermo mientras participaba en un mitin.Tuvo que ser transportado por avión fuera del país para recibir tratamiento. Sus partidarios dijeron que fue envenenado con un helado que procedía de la granja lechera propiedad de Grace. La primera dama negó las acusaciones. El propio Mnangagwa confirmó que había sido envenenado pero que era "falso y malicioso" que detrás estuviera Grace.

AGRESIÓN A UNA MODELO

Grace tiene tres hijos con Mugabe. Bona, Robert y Chatung. Con dos de ellos protagonizó un escándalo en Sudáfrica el pasado mes de agosto. Sorprendió a Robert y Chatunga en una habitación de Johanesburgo junto a una modelo surafricana, Gabriella Engels, de 20 años de edad. La mujer del presidente zimbabuense irrumpió en la habitación y golpeó con un cable a la modelo. «Yo no tenía ni idea de quién era. Caminó hacia mí con un cable y empezó a golpearme. Me golpeó una y otra vez (...) hasta que conseguí escapar», explicó Engels a los medios locales. La joven mostró una cicatriz en la cara que, según dijo, le impedirá seguir trabajando como modelo. "Mi carrera está arruinada", sostuvo.

Grace regresó a su país a pesar de que pende sobre ella en Sudáfrica una acusación por agresión. Su objetivo era estos días consolidarse como vicepresidenta del país a la espera de las elecciones presidenciales del año que viene en las que su marido aspiraba una vez más a renovar su mandato.e