Van a hacer falta mucho más que 937 palabras para que Facebook supere la crisis en que le ha sumido el escándalo de Cambridge Analytica, la empresa que minó y utilizó ilícitamente los datos de 50 millones de usuarios de la red social. De momento, no obstante, eso es lo que ofreció ayer Mark Zuckerberg, que cinco días después de que dos artículos revelaran lo sucedido colgó un comunicado en su propia página en la red.

En el texto asume «errores» y promete nuevas medidas para intentar mejorar la privacidad y «seguridad» de sus usuarios. No aborda, sin embargo, muchas de las cuestiones de fondo de la crisis, desde sobre el modelo de negocio que ha convertido en sus usuarios en producto hasta sobre su poder político o su vulnerabilidad para ser manipulado. Y son precisamente esos temas los que han puesto a Facebook en el punto de mira de investigadores, autoridades y reguladores a ambos lados del Atlántico y han abierto una crisis de confianza entre inversores y, sobre todo, de la base del éxito conseguido por Facebook: los individuos que se apuntan a su plataforma.

«Tenemos una responsabilidad de proteger sus datos y si no podemos entonces no merecemos servirles», escribió Zuckerberg, que en otra de las expresiones de mea culpa añadió: «Cometimos errores, quedan cosas por hacer y necesitamos hacerlas».

El comunicado realiza un repaso cronológico (no exento de tono exculpatorio) a lo sucedido con Alexander Kogan y Cambridge Analytica, el profesor y la empresa que accedieron y usaron sin permiso los datos, a los que acusa de haber «violado la confianz» de Facebook. Pero Zuckerberg también admite que hubo una «violación de confianza entre Facebook y la gente que comparte sus datos con nosotros y esperan que los protejamos». «Necesitamos arreglar eso», asegura.

Ofrece luego información sobre medidas para proteger la privacidad ya adoptadas y anuncia otras nuevas. Entre estas últimas menciona investigar a aplicaciones que tuvieron acceso a grandes cantidades de información de usuarios antes de que la empresa restringiera el acceso en el 2014, auditorías de cualquier aplicación con actividad sospechosa y anuncia el veto a cualquier desarrollador de programas que se niegue a ser auditado. Asimismo, Zuckerberg explica que restringirán el acceso a los datos de usuarios de los creadores de apps y anuncia nuevas medidas que se darán a conocer «en los próximos días».

Campaña para borrarse

Van a necesitar trabajar porque desde que estalló el escándalo ha crecido no solo la presión externa sobre Facebook sino también la tensión interna dentro de la compañía y la desconfianza entre muchos usuarios. Mientras preparaban los comunicados y mientras Zuckerberg pasaba días encerrado con los ingenieros, sus lobistas recorrían despachos en Washington y sus portavoces intentaban hablar de «indignación» por las acciones de Cambridge Analytica, se ha extendido una campaña para borrarse de la red social a la que se sumó incluso el creador de WhatsApp, que vendió su aplicación a Facebook.

El lunes y el martes la compañía perdió 50.000 millones de dólares de valor en bolsa. Y ahora enfrenta investigaciones tanto en EEUU como en el Reino Unido. Está ahora por ver qué efecto tiene en todo ese movimiento un comunicado de 937 palabras.