El circo político turco ha vuelto a salir de gira por la Unión Europea con un nuevo número de malabarismo diplomático. Tras serles cancelados varios mítines en Alemania, Austria y Holanda en plena campaña gubernamental turca a favor del 'sí' en el referéndum para unas reformas constitucionales que podrían ampliar los poderes del jefe del Estado, Ankara parece interesado en el más difícil todavía: amenazar con represalias a quien obre de modo que les desagrade, llamar fascista y nazi a Occidente y que, a la vez, se autoricen sin el más mínimo problema en suelo europeoencuentros en los que sus líderes arenguen a los emigrantes turcos a votar por la opción deseada por el presidente Recep Tayyip Erdogan.

El mandatario no ha dejado pasar la ocasión de agujerear una de sus dianas preferidas: la UE y Occidente en general, del que ha dicho que se ha quitado la careta con estos sucesos, fruto -en su opinión- de la islamofobia. “Dije que pensaba que el nazismo se había terminado, pero me equivoqué. Está vivo en Occidente”, ha señalado Erdogan, quien ha prometido que la vejación holandesa “no puede quedar sin respuesta”. “Van a aprender qué es la diplomacia”, ha aseverado. Holanda "no se ha comportado como un Estado de derecho, miembro de la Unión Europea (UE), sino como una república bananera", ha añadido.

VISITA APLAZADA

En vistas de la pataleta, Dinamarca se ha sumado al grupo de aquellos que no desean facilitar la campaña presidencial. Así, el primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, ha solicitadoposponer la visita de su homólogo turco, Binali Yildirim: “En circunstancias normales sería un placer recibir al primer ministro Yildirim en Copenhague. Tuve un encuentro constructivo con él en Ankara el pasado 10 de diciembre. Pero con los actuales ataques retóricos de Turquía contra Holanda, no se puede aislar eso de una nueva reunión. Por eso le he sugerido a mi colega turco posponer nuestro encuentro”, ha indicado el 'premier' danés en un comunicado.

Antes de recibir este recado de Dinamarca, Yildirim había advertido a Holanda que tomarían “las medidas más duras” por una conducta que tachó de “inaceptable”. Aunque, como en el caso de Erdogan, tampoco puso ejemplos concretos.

Por su parte, Francia ha querido evitar la polémica y ha permitido que el ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Çavusoglu, viaje a la localidad nororiental de Metz, desde donde este sábado dijo que una disculpa holandesa no será suficiente para normalizar las relaciones.

En cualquier caso, el rifirrafe diplomático trabaja en favor del 'sí' en el referéndum constitucional turco del próximo 16 de abril, ya que las autoridades venden el incidente como una humillación al país y alimentan el sentimiento nacionalista. Sin ir más lejos, el líder opositor ha pedido la suspensión de las relaciones diplomáticas con Holanda. Según Ankara, una Turquía fuerte -la que en su opinión nacerá de ganar el 'sí' en el referéndum- zanjará problemas como estos, o el terrorismo, o el declive de la economía local.