Una señal clara de que un candidato de primarias en Estados Unidos es favorito es que se convierte en diana principal de los ataques de los otros aspirantes de su formación. Bajo ese prisma, el cuarto debate del Partido Demócrata, celebrado el martes en Ohio, constató sin lugar a dudas el ascenso hasta esa posición de Elizabeth Warren.

La noche, no obstante, fue un recordatorio de que queda aún mucha batalla por delante, y no solo en la lucha por el liderazgo progresista que la senadora de Massachusetts libra con Bernie Sanders. Parte del partido sigue convencido de que, más allá del giro evidente a la izquierda en la formación, hay que mantener un camino de centro si se quieren tener posibilidades de ganar en el 2020 en el país que llevó a la Casa Blanca a Donald Trump. Y aunque el exvicepresidente Joe Biden se mantiene por ahora como principal opción en ese campo de la moderación, su fuerza se desdibuja y deja espacio a otros para reclamar esa candidatura que apuesta por cambios realistas y no revoluciones, un espacio que nadie reclamó más que el milenial veterano de guerra y alcalde gay de South Bend (Indiana), Pete Buttigieg.

El foco sobre Warren y la lluvia de ataques le permitió mostrar puntos fuertes pero también evidenció debilidades. Hasta en cuatro ocasiones se negó a responder a si subirá impuestos para financiar su plan de imponer la cobertura sanitaria universal, un proyecto progresista que Sanders ha logrado colocar en centro del debate.

Esa falta de claridad abrió las puertas a un retrato de una «política de Washington» más tradicional que sus progresistas propuestas que contesta con «evasivas», según Buttigieg. Fue retada también en cuestiones como su propuesta de tasar las grandes fortunas o de dividir las grandes tecnológicas. Y la senadora centrista Amy Klobuchar fue a la yugular de una de las señas de identidad de su campaña, la prolífica presentación de planes, acusándola de plantear «sueños».

AOC, CON SANDERS / Warren aplica una estrategia doble: asegurar que amplía su base de apoyo en el ala más progresista en las primarias y a la vez mantener margen de maniobra para buscar independientes y moderados. Y durante el debate llegó una noticia que es un revés al primer flanco. Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), la joven congresista emblemática del huracán progresista, respaldará a Sanders, como otras dos representantes vilipendiadas pr Donald Trump: Ilhan Omar y Rashida Tlaib.

Warren quiso restar importancia a la noticia y en unas declaraciones tras el debate dijo «al acabar estas primarias todos vamos a estar en el mismo lado». El respaldo de AOC a Sanders, no obstante, es un espaldarazo para él, que a los 78 años y tras sufrir un infarto hace dos semanas veía multiplicarse las dudas sobre su candidatura. En el debate se mostró en perfecta forma y su capacidad de entusiasmar a los más jóvenes y progresistas se constatará el sábado cuando Ocasio-Cortez le acompañe en un mitin en Nueva York. El debate era el primero tras la apertura de investigación de impeachment a Trump. Otros temas abordados fueron el derecho al aborto, la adicción a los opioides, los retos de la automatización y políticas comerciales o el control de armas.