Erik Prince, el fundador de la controvertida empresa de seguridad privada Blackwater y destacado partidario del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha estado impulsando un plan para desplegar un ejército privado para ayudar a derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

Durante los últimos meses, Prince ha buscado inversión y apoyo político para llevar a cabo la operación en las filas de partidarios de Trump y exiliados venezolanos ricos. En reuniones privadas en Estados Unidos y Europa, Prince diseñó un plan para desplegar hasta 5.000 soldados contratados en nombre del líder opositor Juan Guaidó.

SOLDADOS LATINOAMERICANOS

Las fuentes consultadas dijeron a Reuters que se comenzaría con operaciones de inteligencia para después desplegar entre 4.000 y 5.000 soldados contratados en Colombia y otros países latinoamericanos para llevar a cabo operaciones de combate y estabilización. Prince prevé una fuerza compuesta por "peruanos, ecuatorianos o colombianos" ya que estos soldados serían más aceptables políticamente que si se tratase de soldados contratados en EEUU, según explica una fuente conocedora del plan.

Erik Prince estaría buscando 40 millones de dólares de inversores privados. También apunta a obtener fondos de los miles de millones de dólares en activos venezolanos que han sido confiscados por gobiernos de todo el mundo que imponen sanciones a Venezuela a través de la OPEP, la organización exportadora de petróleo. Sin embargo, no está claro cómo la oposición venezolana podría acceder legalmente a esos activos.

LA CASA BLANCA NO SE PRONUNCIA

El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Garrett Marquis, declinó hacer comentarios cuando se le preguntó si Prince había propuesto su plan a la Administración de EEUU. Una fuente cercana a la Casa Blanca asegura que el gobierno de EEUU no apoyaría este plan.

El portavoz de Guaidó, Edward Rodríguez, afirmó que los representantes de la oposición de Venezuela no han hablado acerca de las operaciones de seguridad con Prince, quien no ha querido responder a Reuters. El Gobierno de Maduro tampoco ha querido pronunciarse sobre este plan.

EL PELIGRO DE UNA GUERRA CIVIL

Algunos expertos de seguridad estadounidenses y venezolanos, han calificado como políticamente inverosímil y potencialmente peligroso porque podría desencadenar una guerra civil. Un exiliado venezolano cercano a la oposición estuvo de acuerdo, pero dijo que los contratistas privados podrían ser útiles, en caso de que el Gobierno de Maduro se derrumbe, brindando seguridad para una nueva administración inmediatamente después.

Un portavoz de Prince, Marc Cohen, dijo que el empresario "no tiene planes para operar o implementar una operación en Venezuela" y se negó a responder más preguntas. Lital Leshem, el director de relaciones con inversionistas de la firma de capital privado de Prince, Frontier Resource Group, confirmó anteriormente el interés de Prince en las operaciones de seguridad de Venezuela. "Él tiene una solución para Venezuela, al igual que tiene una solución para muchos otros lugares", dijo, negándose a dar más detalles sobre su propuesta.

Para Prince, la improbable táctica representa el último esfuerzo en una larga campaña para privatizar la guerra. El acaudalado hijo de un magnate de recambios de coches ha contratado contratistas de seguridad privada en zonas de conflicto desde Asia Central hasta África y Oriente Medio.

"VENEZUELA NECESITA UN EVENTO DINÁMICO"

Uno de los argumentos clave de Prince es que Venezuela necesita un "evento dinámico" para romper el estancamiento que ha existido desde enero, cuando Guaidó, el jefe de la Asamblea Nacional de Venezuela, declaró ilegítima la reelección de Maduro en el 2018.

Guaidó invocó la Constitución para asumir la presidencia interina. Maduro ha denunciado a Guaidó, quien ha sido respaldado por la mayoría de las naciones occidentales, como un títere de Estados Unidos que busca fomentar un golpe de estado.

Las instituciones gubernamentales clave, incluidos los militares, no han cambiado su lealtad a Guaidó a pesar de la creciente presión internacional por las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados. Guaidó ha enfatizado que quiere una resolución pacífica y los gobiernos latinoamericanos que reconocen su autoridad han instado a la acción militar externa. Altos funcionarios estadounidenses, sin descartar la intervención armada, también han enfatizado las medidas económicas y diplomáticas para presionar a Maduro.