Probablemente nunca antes España había tenido un papel tan protagonista y activo en una negociación sobre el reparto de la cúpula institucional de la Unión Europea. Ni nunca la delegación española en el Consejo había visto tanto trajín de primeros ministros. Pero el nuevo paquete de altos cargos pactado por los líderes de la UE deja un sabor agridulce.

Habrá dos mujeres y dos hombres al frente de las cuatro instituciones que nomina el Consejo Europeo y España se hará con la jefatura de la diplomacia europea con Josep Borrell al frente, pero no se producirá la gran revolución progresista que socialdemócratas y liberales pretendían. El presidente de la Comisión Europea, el cargo más codiciado, no será finalmente ni para el holandés Frans Timmermans ni para ningún otro representante de su familia política. Después de 48 horas de intensas, largas y complicadas negociaciones, y a escasas horas de que el Parlamento Europeo elija a su nuevo presidente, los líderes han cerrado un acuerdo que mantiene la joya de la corona, el Ejecutivo comunitario, en manos del Partido Popular Europeo que de nuevo sale victorioso de este envite, lo mismo que París y Berlín.

La candidata elegida, que deberá ser aprobada por el Europarlamento, es la ministra alemana de Defensa, Ursula Von der Leyen. Si es confirmada, será la primera mujer en toda la historia en hacerlo. Su nominación supone, sin embargo, enterrar el proceso del spitzenkandidaten o cabezas de lista promovido por los grupos políticos del Parlamento Europeo. Esto es, que la presidencia de la Comisión salga de la terna de candidatos principales de los grupos políticos en las elecciones europeas.

«Teníamos un socialista para presidir la Comisión Europea. El plan B era Frans Timmermans, el plan C Timmermans, el D Timmermans y así también unas cuantas letras más. Por eso hemos estado tantas horas. Pero llega un momento en que todos tenemos que ser conscientes de que había que desbloquear la situación», se ha justificado el presidente español, Pedro Sánchez.

La elección de Von der Leyen no ha sentado bien entre los socialistas alemanes, que han obligado a la cancillera alemana a abstenerse en la votación, ni tampoco en las filas socialistas en la Eurocámara.

DECEPCIÓN / «Esta propuesta es profundamente decepcionante. Nuestro grupo se ha mantenido firme en defensa de la democracia europea y del principio del spitzenkandidaten y no queremos que muera. Es inaceptable que los gobiernos populistas representados en el Consejo hayan descartado a nuestro mejor candidato porque ha defendido el estado de derecho y nuevos valores», lamentó la presidenta del grupo Iratxe García. El pacto también encumbra a otra mujer, la francesa y actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, que sustituirá al italiano Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo. Un puesto codiciado por Francia que sitúa al presidente francés, Emmanuel Macron, como uno de los grandes ganadores del reparto junto a Merkel. España también estará representada en esta cúpula europea gracias a la nominación del ministro de exteriores en funciones, Josep Borrell, como jefe de la diplomacia europea.

Un cargo con mucha visibilidad, que ya ocupó entre 1999 y 2009 Javier Solana, que se verá reforzado, según Sánchez, con nuevas competencias en materia de ayuda humanitaria y relaciones con África, pero que le obligará a viajar constantemente, a saltarse muchas reuniones del colegio de comisarios y a coordinar un área en el que todas las decisiones se toman por unanimidad. Aún así, «este acuerdo demuestra que España ha vuelto y ha vuelto con fuerza», valoró Sánchez. «Siempre habrá gente que considere que hay que aspirar a más» pero es un resultado extraordinario para España», añadió.

Sánchez es consciente de que los socialistas se quedan con los mismos cargos que tenían hace cinco años pero recordó que la coyuntura política es distinta, mucho más fragmentada y con menos socialistas de peso en el Consejo Europeo. De hecho, el cuarto cargo nominado, la presidencia de esta última institución ha ido a parar por primera vez a un liberal. El sustituto de Donald Tusk será el primer ministro belga en funciones, Charles Michel.

El reparto no concede ningún gran puesto a los países de Visegrado que, sin embargo, se han dado por satisfechos con tumbar el proceso de los spitzenkandidaten, a Timmermans y al alemán Manfred Weber.

«Hace cinco años necesitamos tres meses y algunos líderes estuvieron en contra. Esta vez han sido tres días y nadie en contra», celebró el polaco Donald Tusk. «El nuevo equipo al frente de Europa es fuerte y experimentado y por la primera vez dos mujeres dirigirán la Comisión Europea y el BCE», aseguró el presidente francés, Emmanuel Macron.