Es un matrimonio obligado, por lo que, día sí, día no, las rencillas salen a flote. Ya sea por el enganche del tren de alta velocidad (TAV), por la huida hacia adelante de los indignados que se entrevistan con los chalecos amarillos de Francia pasando del Gobierno de París o por el voto a favor o en contra de procesar a Matteo Salvini, vicepresidente y líder de la Liga, por «secuestrar» a inmigrantes rescatados del mar y salvados de una muerte segura por una nave militar italiana.

La Liga y los antagonistas del Movimiento 5 Estrellas (M5S), que componen el Gobierno antisistema de Roma, aparentan estar con frecuencia al borde del divorcio. Aunque tarde o temprano, más temprano que tarde, formalizarán la ruptura. Los analistas italianos escriben que será en un momento cercano a las elecciones europeas del 26 de mayo, cuando, un año después de la espectacular victoria en las generales del 2018, las cifras digan si el peso electoral de los dos partidos se ha invertido. Algo que con toda probabilidad sucederá.

En el 2018, los indignados obtuvieron el 32,7%, y la Liga, el 17,4%. Cara a las europeas, un sondeo sitúa a la Liga en el 31,4%, y al M5S, bajando hasta el 27,9%. El Instituto Carlo Cattaneo, que analiza los flujos electorales, calcula que un millón y medio de votantes de los indignados en el 2018 procedían de la izquierda, así como de un parte de la población que suele abstenerse. Un año después, casi un millón de ellos se ha arrepentido de su voto, según la institución.

METAMORFOSIS / A esto se añade lo que algunos sociólogos han llamado «la metamorfosis del M5S», y otros, «psicodrama del partido». Desde que gobierna, una parte del movimiento fundado por el cómico Beppe Grillo se ha integrado en el sistema, colocando en segundo término las políticas «contra la casta» que les valieron la victoria del 2018. La otra parte sigue en sus trece, queriendo que los inmigrantes sean acogidos, que Salvini sea procesado, que el número de los diputados se recorte, que todos los parlamentarios -algunos no lo hacen- asuman el compromiso de entregar 2.000 euros de su sueldo mensual de 15.000 euros para el fondo común con el que se financian microcréditos para los ciudadanos...

Las dos cuestiones más acuciantes del momento son el posible, aunque improbable, proceso judicial contra Salvini y los 57 kilómetros subterráneos de tren de alta velocidad que deberían unir Turín con la ciudad francesa de Lyon. Dicho trayecto forma parte del recorrido de la línea que, una vez completada, debería unir Algeciras y Lisboa con Kiev (Ucrania). El tramo central debe transcurrir por encima o por debajo de los Alpes, lo que significa a través de Italia o prescindiendo de ella.

Salvini, secretario de la Liga que otrora se llamaba del Norte, ha asumido los intereses de los sectores industriales de todas las provincias del norte peninsular, desde Turín hasta Venecia, deseosos de colocar sus mercancías en lo que se conoce como corredor mediterráneo. La UE colabora en el túnel subterráneo con unos 26.000 millones de euros, en parte ya entregados.

el dilema del TAV / Los antagonistas del M5S se oponen a la construcción de la nueva vía -ya existe un tren que une Francia con Italia- «por vieja e inútil» y han enviado a la Comisión Europea un informe sobre la relación entre costes y beneficios recabados de la obra, sin enseñárselo antes a Salvini. «Mientras yo esté en el Gobierno, la línea del TAV no se hará nunca», ha dicho Luigi Di Maio, también vicepresidente del Ejecutivo y líder del M5S. «Dado que en parte ya está construida, pienso que lo mejor es terminarla, cuesta más pararla que proseguir», ha rebatido Salvini.

Por otra parte, el próximo 20 de febrero se pronunciará la comisión parlamentaria que debe autorizar a la magistratura de Catania (Sicilia) para procesar a Salvini. En agosto del pasado año y siguiendo la orden de «puertos cerrados» a la inmigración, la nave militar italiana Diciotti no pudo desembarcar a 177 inmigrantes durante más de una semana. El sumario pasó finalmente a Catania, que pidió al Parlamento autorización para procesar al ministro, como exige la Constitución.

Los miembros del M5S en la comisión que debe autorizar el procesamiento están bastante divididos. «Hallaremos una solución», aseguró Salvini. «Estamos en contra de privilegios para los políticos, pero este es un caso específico», matizó Di Maio. «Fue una decisión de todo el Gobierno», apostilló el primer ministro, Paolo Conte. «Salvini abandonará a los indignados, volverá con nosotros y resucitaremos el centro derecha». Palabra de Silvio Berlusconi.