El parlamento británico estudiará, debatirá y votará el acuerdo final sobre salida del Reino Unido de la Unión Europea, antes de la ruptura definitiva. Así lo anunció ayer en la Cámara de los Comunes el ministro para el brexit, David Davis, en lo que se interpreta como una gran concesión a los diputados conservadores rebeldes proeuropeos y a la oposición laborista, en un momento crucial en el proceso del brexit.

Davis puntualizó que habrá una nueva ley en la que constarán los términos de la salida del Reino Unido, incluyendo cualquier periodo de transición que se adopte y los acuerdos sobre los derechos de los ciudadanos europeos que viven el suelo británico. Los diputados tendrán la oportunidad de rechazar o enmendar esa legislación. «El acuerdo solo se mantendrá si el parlamento lo aprueba», señaló Davis. «No debe haber ninguna duda de que el parlamento estará involucrado en cada etapa», agregó.

El anuncio tiene lugar la víspera del inicio de ocho largas jornadas de discusión de la gran ley de salida de la UE, que trasladará la legislación europea a la nacional británica. La concesión elimina un gran obstáculo para el gobierno que se enfrenta a 186 páginas de enmiendas. El fiscal general, el conservador Dominic Grieve, que calificó en su día la ley de «monstruosidad», había introducido una de ellas, apoyado por un grupo de tories rebeldes, reclamando que el acuerdo final se tramitara como una ley para que el poder de lo acordado por el gobierno con Bruselas recayera en el parlamento. «Es una significativa marcha atrás de un gobierno débil, al borde de la derrota» , declaró el responsable para el brexit en el partido laborista, Keir Starmer.

La posición de Theresa May no puede ser más difícil, con luchas encarnizadas en su gabinete entre quienes postulan una ruptura tajante y los que quieren más suave. Entre los primeros, el ministro de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, y el de Medio Ambiente, Michael Gove.