Colombia tuvo un escenario que creía imposible: elecciones sin conflicto armado. El abandono de las armas de las FARC y el cese al fuego unilateral del ELN, la última guerrilla que busca alcanzar un acuerdo con Juan Manuel Santos antes que abandone la presidencia, ofrecieron a los comicios legislativos y las primarias de los candidatos de la derecha y la izquierda, condiciones inéditas de realización. No toda la sociedad celebra ese cambio político sustancial en un país que vivió más de siglo sometido a la lógica de las armas. Unos 15 millones de colombianos, menos de la mitad del padrón electoral, renovaron el Parlamento que acompañará o será un socio díscolo del candidato a presidente que resulte ganador el 27 de mayo o, en su defecto, en la segunda vuelta del 17 de junio. Los principales aspirantes a reemplazar a Santos tomaron nota.

El Centro Democrático, la agrupación fundada por el expresidente Álvaro Uribe sobre el manifiesto repudio a la paz, ganó en las urnas su condición de primera fuerza política parlamentaria. Alvaro Duque, su candidato a presidente, contará con 19 senadores y 32 representantes, y la alianza fáctica de 15 legisladores del Partido Conservador. La fuerza de Germán Vargas Lleras, un estrecho colaborador de Santos con deseos de jugar en mayo un juego propio en mayo, consiguió 16 senadores y 30 escaños en la otra cámara. El centroizquierda del aspirante presidencial Sergio Fajard y Antanas Mockus se quedó con un total de 26 legisladores. El Partido Liberal llevará 50 de los suyos a ambas cámaras.

El propósito del uribismo es claro: retornar al poder y reordenar el país surgido de los acuerdos de paz. El casi seguro rival de Duque en la contienda de mayo y junio sería el exalcalde bogotano y exintegrante del M-19 Gustavo Petro. Aunque no le fue bien en las legislativas, casi tres millones de personas avalaron sus aspiraciones en las primarias.

El debut electoral de Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el partido heredero de la guerrilla, tuvo el sabor de un fiasco: sus candidatos apenas consiguieron un 0,34% de votos y 0,22%, respectivamente. A pesar de ese magro resultado, y en virtud de los acuerdos de La Habana, la FARC se ha asegurado cinco escaños en cada cámara legislativa durante dos períodos consecutivos. Los seguidores de Santos, el otro artífice del fin al conflicto armado, apenas obtuvieron el 12% de los votos. La paz no pareció ser un lema atractivo.

Los comicios del domingo estuvieron cargados de previsibilidades pero también sorpresas. Tras ocho años de distancia de la vida política más intensa, 536.252 colombianos le dieron al exalcalde de Bogotá Antanas Mockus, líder de los Verdes, la posibilidad de volver al Senado. En las presidenciales del 2010 había sido derrotado por Santos. Filósofo, matemático y dueño de un carisma particular, Mockus, fue el segundo candidato más votado.