La fiscalía holandesa acusó ayer de asesinato a tres ciudadanos rusos y a un ucraniano por su participación en el derribo, en julio del 2014, del Boeing 777 de Malaysia Airlines en el este de Ucrania, en el que murieron 298 personas. Igor Girkin, apodado Strelkov (tirador), un veterano de las guerras de Chechenia y Yugoslavia que ocupaba entonces el cargo de ministro de Defensa en la autoproclamada República Popular de Donetsk, es el nombre de más relevancia de todos. Los otros dos encausados con pasaporte ruso son Serguéi Dubinkin, al frente de los servicios secretos de la DNR quien, de acuerdo con el espionaje ucraniano, es también miembro del GRU, el servicio militar de inteligencia de Rusia; y Oleg Pulátov, su subordinado y encargado de desplegar la batería de misiles BUK en el lugar desde donde se realizó el disparo. El cuarto sospechoso es el ucraniano Leónid Járchenko, también vinculado en el traslado del arma.

Todos ellos habían sido identificados como sospechosos por el equipo de investigadores internacionales que dirige las pesquisas y que presentará de inmediato a las autoridades rusas una solicitud para interrogarles. Órdenes internacionales de busca y captura han sido ya emitidas por las autoridades judiciales holandesas, que han fijado para el 9 de marzo del 2020 la fecha de la vista. En Holanda se descarta que Moscú acceda finalmente a extraditar a sus propios ciudadanos, ya que la Constitución rusa lo prohíbe expresamente, y los acusados serán juzgados finalmente in absentia.

El sistema de defensa antiaérea BUK que abatió al avión malasio, según determinó la investigación hace un año, pertenecía a la 53º Brigada Antiaérea del Ejército ruso, con base en Kursk, en el oeste de Rusia. Fue trasladada de forma secreta al territorio ucraniano desde el vecino país poco antes de la tragedia aérea, y devuelta nada más conocerse que había sido derribado un avión de pasajeros. Paul Paulissen, jefe de la policía holandesa, no descartó nuevas acusaciones. Rusia, que ha ofrecido diferentes versiones contradictorias, volvió a negar las revelaciones que calificó de «totalmente infundadas».