El confinamiento por el coronavirus ha aumentado espectacularmente las compras on line en Italia, a pesar de que se podía acudir a las tiendas y supermercados de alimentación y bienes esenciales. Tres meses después, la modalidad de pago electrónico, trazable por el fisco, se está convirtiendo en una costumbre en el país europeo en el que los pagos electrónicos constituían sólo el 29% (87% en Suecia, 61% en España), según el diario La Reppublica.

Hasta febrero, momento en que se produjo oficialmente el primer foco viral en Italia, los pagos con tarjetas alcanzaban un valor de 23 millones de euros mensuales, que en mayo ya eran 40 millones, confirman desde Satispay, una aplicación de pagos electrónicos. En Mastercard, informan de que entre marzo y abril «los nuevos usuarios de nuestra tarjeta han aumentado en dos millones». En el país donde tradicionalmente se afirma que «el dinero se guarda debajo del colchón o de un ladrillo», el virus ha traído consigo, pues, una pequeña gran revolución, destinada a permanecer, según indican los economistas.

De acuerdo con las estadísticas de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OCSE) y de la Unión Europea (UE), hasta antes del coronavirus, en Italia los pagos electrónicos constituían el 29% del total, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) los cifra más bajos, en un 14%. En cualquier caso, Italia ocupaba el penúltimo lugar de la UE, antes de Grecia.

Miedo o comodidad

Los analistas se preguntan si pudo más el miedo al contagio o la comodidad de comprar desde casa. Al principio de la pandemia, las televisiones pasaron las imágenes de los administradores de Wuhan (China) mientras desinfectaban los billetes. Poco después la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que los billetes «son un vehículo de contagio». Más tarde, el Journal of Hospital Infection concretó que el coronavirus «sobrevive en los billetes hasta nueve días a temperatura ambiente».

Con el cierre de los ciudadanos en las viviendas y la necesidad de seguir comprando bienes esenciales, muchas personas pasaron casi automáticamente a los pagos on line e incluso muchas tiendas de barrio se organizaron para que los clientes pagasen desde casa.

Normas sanitarias aparte, el pago con tarjetas de cualquier tipo permite que el fisco pueda rastrear lo que un ciudadano desembolsa y por qué, extensible a quien recibe el dinero.

Primer país evasor

De manera que el fisco italiano tendrá más fácil recuperar una parte de los impuestos (110.000 millones de euros) de los 200.000 millones de rentas sumergidas del país, como estiman tanto el Instituto Nacional de Estadística como Hacienda, lo que convierte a Italia en el primer país evasor de la UE. España es el cuarto, detrás de Alemania y Francia.

El Observatorio Digital Innovation ilustra que en un futuro cualquier aparato en conexión podrá ser utilizado para realizar pagos electrónicos. Además, otro elemento que contribuirá a poner fin a los pagos en metálico es la norma que acaba de entrar en vigor: ya no se podrá sacar del banco ni pagar nada que supere los 1.999,99 euros en metálico.