Las bases laboristas, que un día aclamaron a Jeremy Corbyn, están desencantadas con su líder. La pésima gestión del brexit y la crisis provocada por el antisemitismo en el seno del Partido Laborista han hundido su popularidad entre los militantes. De acuerdo con el sondeo publicado el lunes por el periódico The Times, dos quintas partes de los simpatizantes quieren que dimita antes de las próximas elecciones generales.

La confianza en Corbyn ha caído 24 puntos desde marzo del pasado año, de acuerdo con la encuesta llevada a cabo por la firma YouGov entre 1.100 militantes. En la actualidad, un 43% de los miembros del Partido Laborista considera que Corbyn está haciendo un mal trabajo. Más de la mitad no aprueba la forma en que ha llevado el brexit y uno de cada cuatro querría que se marchara inmediatamente.

Corbyn fue elegido contra todo pronóstico líder del Partido Laborista en septiembre del 2015. Situado en la extrema izquierda del laborismo ha librado una permanente batalla interna contra numerosos miembros del grupo parlamentario, que incluso en el 2016 presentaron contra él una moción de censura que superó. Corbyn había mantenido el apoyo sin embargo de los jóvenes militantes, que le auparon al liderazgo y le coreaban en los congresos. La situación es ahora muy diferente.

Sus vacilaciones con el brexit, la debilidad con que ha afrontado la erradicación del antisemitismo, su incapacidad de atacar con eficacia a un Gobierno debilitado como el de May, han dejado clara su falta de liderazgo. Decepcionados, son cada vez más los que piensan en el relevo porque Corbyn no es el adecuado para plantar cara a Boris Johnson ni podrá ganar unas elecciones.

El mejor situado para sucederle es el ministro en la sombra para el brexit, Keir Starmer. Un 68% de los miembros le considera «bueno» y «muy bueno» como posible líder.