Reivindicación del populismo, endurecimiento de las penas para los violadores, mano dura con los inmigrantes sin papeles y las mafias que los explotan, prohibición de ejecer cargo público para los corruptos, prisión para los evasores fiscales, fe atlantista pero revisando las sanciones a Rusia. Y también, potenciación del derecho a la legítima defensa, recorte de las pensiones vitalicias de los exparlamentarios, lucha sin cuartel a las mafias y empleo de agentes infiltrados para descubrir la corrupción.

El abogado Giuseppe Conte presentó ayer al Senado un esbozo del programa de su gobierno para Italia. Pidió al Senado la confianza para «un proyecto de cambio para Italia». Le apoyan la primera mayoría de partidos populistas que ha ganado unas elecciones en Europa: la Liga y los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5S). Prometió que se acabará «con el negocio de la inmigración» del que dijo «ha crecido de manera excesiva bajo el manto de una falsa solidaridad».

Instó al «principio de justa repartición y de sistemas reubicación automática de los inmigrantes con derecho al asilo»-.

«Un viento nuevo sopla desde hace tiempo en el país», dijo, subrayando que Italia está ante «una geografía política inédita» y que por primera vez ya no se compone de «una derecha y una izquierda», sino de unas fuerzas «tachadas de populistas y antisistema». Reivindicó así que que el Ejecutivo sea calificado de populista si esto «significa capacidad de escuchar las necesidades de la gente». Anunció un recorte de los privilegios económicos, no solo para los parlamentarios, sino también para jueces de alto nivel y los consejeros regionales. También se recortarán las pensiones por encima de los 5.000 euros mensuales.