Familiares de las víctimas comenzaron a enterrar a los fallecidos en el atentado de Nueva Zelanda, cinco días después de la masacre en las dos mezquitas de Christchurch, en la que murieron cincuenta personas.

A mediodía, 27 cuerpos ya habían sido identificados por los forenses y doce de ellos entregados a sus parientes para que pudieran celebrar las exequias. Las primeras tuvieron lugar de forma privada en el cementerio de Linwood, cerca de la mezquita situada en la avenida del mismo nombre, una de las dos que sufrió el ataque, donde se congregaron decenas de personas, según mostraron imágenes de televisión tomadas desde el exterior.

CERO TOLERANCIA AL RACISMO

Los entierros coincidieron con la visita que la primera ministra, Jacinda Ardern, realizó en Christchurch, donde se reunió con familiares, estudiantes de escuelas que perdieron alumnos y el personal del centro sanitario de emergencias creado para hacer frente a la matanza.

"Necesito la ayuda de todos vosotros. Si queremos sentir que hacemos algo para marcar diferencias, mostrad cariño, juntaros, enviad es mensaje, cuidaos los unos a los otros", pidió Ardern al confortar a un grupo de estudiantes. "Pero también haced que Nueva Zelanda sea el lugar que es, donde no hay tolerancia al racismo. Esto son cosas que todos podemos hacer", añadió.