Una columna de miles de migrantes hondureños emprendió ayer su caminata desde la mexicana Ciudad Hidalgo con dirección hacia Estados Unidos, tras haber librado la frontera con Guatemala. Parte de la caravana que partió de Honduras con más de 5.000 personas, logró cruzar ilegalmente el río fronterizo ante la vigilancia de los policías mexicanos sobre el puente internacional, por donde solo se permite el paso a mujeres y niños.

La noche anterior, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, había asegurado que no permitiría la entrada ilegal de los miembros de la caravana. Un pelotón de policías federales con equipo antidisturbios se apostó en un crucero, pero se retiró sin intentar detenerlos. Planeaban pasar la noche en el pueblo de Metapa. Se daban ánimos coreando «¡Vamos caminando todos juntos!», consigna que no gusta en Washington.