China calificó las acusaciones contra Huawei de «injustas e inmorales» y prometió que protegerá a la compañía de la campaña de difamación diseñada por Washington. Se trata de las primeras reacciones tras la letanía de cargos presentados por el Departamento de Justicia estadounidense contra el gigante chino. La tensión alcanza su cénit en las vísperas de las negociaciones bilaterales que debían aceitar la solución a la guerra comercial que libran las dos grandes potencias económicas. La inmediata caída de las bolsas desaconseja el optimismo.

Pekín abundó en la teoría política. El Ministerio de Exteriores acusó a EEUU de movilizar su poder estatal para «mancillar» la reputación de algunas compañías chinas en un «intento de estrangular» sus operaciones empresariales. También aireó su «profunda preocupación» por las «poderosas motivaciones y manipulaciones políticas». En un comunicado, se exige a Washington que detenga su «irracional represión» contra las compañías chinas. Wen Ku, alto funcionario del Ministerio de Industria, consideró las acusaciones «injustas e inmorales».

REACCIÓN TIBIA / Las primeras respuestas oficiales a lo que Pekín considera una afrenta personal pueden juzgarse de tibias. Será necesario esperar a la prensa oficial para medir el enfado. Pekín ha repetido que detrás del caso Huawei late la guerra comercial y los esfuerzos desesperados de Washington por frenar el avance de las compañías chinas en el desarrollo de la tecnología 5G, comparada con el invento de la electricidad o de la imprenta. Todo esto ocurre después de que el pasado lunes, el Departamento de Justicia de EEUU anunciara la presentación de 13 cargos contra Huawei y su consejera financiera, Meng Wanzhou, detenida el 1 de diciembre en Canadá siguiendo una orden de arresto estadounidense. Entre las acusaciones contra Wanzhou destacan las de fraude y la violación de las sanciones impuestas a Irán por EEUU.